El cese de 21 policías del Grupo de Delincuencia Urbana (GDU) de la Guardia Urbana de Ciutat Vella preocupa a los vecinos del distrito con más problemas de inseguridad de la ciudad. Entidades vecinales del Raval y la Barceloneta muestran su preocupación por la marcha de de estos agentes de paisano, que el pasado viernes anunciaron que dejaban su puesto de trabajo tras años de patrullaje, actuaciones y dispositivos camuflados entre la masa de turistas y vecinos del corazón de Barcelona.
"Realmente nos da un poco de miedo saber qué pasará ahora. Si hablamos de botellones, estamos a las puertas del peor verano de la historia. En la calle, la gente borracha es carne de cañón para robos. Hemos vivido ya dos casos de grupos de chicas que han sido acosadas. Se han defendido y ha habido peleas", comenta Manel Martínez, vicepresidente de la Asociación de Vecinos de la Barceloneta. El barrio marítimo sufre uno de los principales epicentros de las fiestas al aire libre donde centenares de jóvenes se reúnen sin distancias de seguridad ni mascarillas.
CONTACTO CON LOS VECINOS
El jefe de la Guardia Urbana, Pedro Velázquez, ha lanzado este lunes un mensaje de tranquilidad, tras la crisis surgida en el seno de su organización, subrayando que el servicio de estos agentes está "garantizado, más allá de las cifras y los cambios de destinación de los agentes". En la presentación de los 90 agentes que este verano integran los grupos de playa, Velázquez ha dado la "bienvenida" al servicio uniformado a los 21 policías.
Los líderes vecinales de Ciutat Vella, sin embargo, muestran su temor por la marcha de unos policías que mantenían un contacto muy estrecho con la ciudadanía. Un termómetro, en definitiva, de los problemas que latían en sus barrios. Martínez pone en valor la "relación bidireccional" de su asociación con los policías de incógnito, que han trabado una relación fluida en el tiempo. Desde la calle dels Salvador, una calle del Raval con un largo historial de focos de inseguridad generados por el tráfico de drogas, coinciden en remarcar este aspecto. "El conocimiento que tienen de los problemas del barrio es una fuente de información que no nos podemos permitir el lujo de perder", afirma Carmela Torró, una de las vecinas.
CARTERISTAS Y DROGAS
Patrullar de paisano es voluntario. Son los mismos policías los que ponen fin a este tipo de servicio. Cobran lo mismo que un agente uniformado, aunque desempeñan una buena cantidad de horas extras remuneradas. Eugenio Zambrano, secretario de Organización de CSIF en la Guardia Urbana, asegura que algunos de estos policías han "trabajado gratis" en varias ocasiones y enfatiza su función. "Quitarle importancia es mirar para otro lado. Cada agente tiene una cartera de confidentes, vecinos, comerciantes, etc. Eso no se traspasa. Además, hay investigaciones en curso", avisa Zambrano.
Patrulla con la Guardia Urbana de Badalona / PABLO MIRANZO (MA)
La preocupación y decepción se repiten en el Raval, punto negro del tráfico de drogas. El GDU es muy activo neutralizando a los carteristas y otros ladrones que protagonizan hurtos y robos. Su papel contra el tráfico de drogas también es destacada. "Su labor es muy importante. Detrás de cada operativo policial hay un trabajo conjunto entre vecinos y agentes. Claro que nos preocupa que estos agentes se vayan. Nos sabe mal", explica Ángel Cordero, portavoz de la plataforma Acció Raval.
NARCOPISOS DEL RAVAL
La cifra de narcopisos en el barrio de Ciutat Vella se mantiene a la baja después del gran dispositivo policial del pasado octubre, pero los puntos de venta de droga nunca desaparecieron. Cordero cuenta unos ocho pisos activos en el norte del Raval, cinco de ellos en la calle de Sant Gil. "Todos los vecinos te reconocerán su trabajo. Se han pateado el barrio, saben quién es quién, eso es muy importante. Los vecinos están decepcionados y preocupados", comenta este vecino, que teme un repunte de la criminalidad.
Desde la plataforma Folch i Torres destacan el trabajo del GDU. "Han trabajado en una época muy complicada", apunta su portavoz Lluis González. Este vecino describe un escenario en el Raval de "prepandemia" y recuerda el reciente apuñalamiento en la Barceloneta y la paliza que recibieron hace unos días unos turistas franceses cuando intentaron ayudar a la víctima de un robo. En la última Taula Seguretat, los vecinos del Raval recordaron al Ayuntamiento los pocos o nulos pasos que se habían dado para resolver el problema de la multireincidencia delictiva.
EL COMERCIO, PREOCUPADO
Fuentes del Ayuntamiento señalan que el GDU continua trabajando en el distrito de Ciutat Vella y realizando sus funciones "sin problemas". Actualmente hay unos 400 agentes realizando labores de paisano en toda la ciudad. Están operativos en distritos como el Eixample y Sants. Un policía del GDU Ciutat Vella explica en un vídeo que los cambios de algunos de los mandos y la sensación de que su trabajo no se ha valorado lo suficiente son los principales motivos del cese de casi toda la unidad. Solo 9 de los 30 miembros del grupo se han quedado. El resto serán reemplazados por otros agentes. Zambrano acusa a Velázquez de "deshumanizar" a la Urbana. Los otros sindicatos policiales consultados han evitado pronunciarse sobre esta cuestión.
Las incógnitas y la preocupación por esta crisis en el cuerpo traspasa las entidades vecinales y llega al tejido comercial. Desde Barna Centre, federación de comercios que aglutina a unos 600 comercios del Gòtic, enfatizan el papel de esta unidad que se instauró en 2012 bajo el gobierno de Xavier Trias (CiU). "Es una unidad muy valorada, altamente especializada y son grandes conocedores del territorio con muy buenos resultados. Su pérdida nos parece un retroceso en la mejora de la seguridad. La dimisión en bloque es significativa de que las cosas no van bien internamente. Nos preocupa mucho", señala su presidenta, Teresa Llordes.
"NOS HAN AYUDADO MUCHO"
"Esta unidad nos ha ayudado muchísimo. Nos han escuchado, acompañado y solucionado problemas muy graves, sobre todo en temas de narcopisos", asegura Torró, desde la calle dels Salvador. Esta residente resalta la intensa implicación de estos policías, también a posteriori, cuando el problema a priori quedaba resuelto. "Este es el tipo de implicación que necesitamos en el Raval. Un trabajo constante, largo y menos mediático que un macroodispositivo, pero mucho más eficaz".