Cierra el centenario bar Mundial, cuna de los amantes del boxeo de Barcelona
El emblemático local, templo de los amantes de este deporte de contacto, cerró durante la sexta ola del coronavirus y no ha vuelto a abrir
20 mayo, 2022 00:00Noticias relacionadas
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Muere otro negocio centenario en Barcelona. El bar Mundial, que fue el templo del boxeo de la capital catalana entre los años 30 y 60, cerró durante la sexta ola de la pandemia, en octubre de 2021, y jamás volvió a abrir.
CERRADO SIN AVISO PREVIO
Según han explicado comercios vecinos de este bar del Born a Metrópoli, "no hubo ningún aviso de cierre", simplemente su dueño "no volvió a abrir la persiana". "Un día cerraron y nunca más abrieron. Más tarde vino alguien de un juzgado y después un sobrino del propietario, que vino a enseñarlo a un inversor que estaba pendiente de comprarlo", explica la propietaria del local de al lado.
La dueña de la tienda de ropa 1r Acto añade que viene "muchísima gente a preguntar por el bar Mundial" porque "era icónico". A pesar de los requerimientos, esta emprendedora no sabe qué contestar a los más curiosos: "no hay una información que delate su cierre, simplemente lo sabemos por los folletos y las cartas que se quedan acumulados en el hueco de su persiana".
BAJARON LA PERSIANA DURANTE LA SEXTA OLA
Cualquiera que se pasee por la plaza de Sant Agustí Vell del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera podría pensar que este local está cerrado por vacaciones o por asuntos familiares. ¿El motivo? Su fachada sigue intacta. Conserva el mural con mariscos, peces y embutidos que pintaron unos grafiteros con el permiso de la propiedad. También su cartel de madera, con letras blancas arqueadas está íntegro, a pesar del aumento de pintadas que lleva por la calle de la amargura a los vecinos de Ciutat Vella. Otro dato que despista es el cartel de aviso de la compañía de alarmas, que sigue colgado en la parte alta de la derecha de su fachada, para ahuyentar a posibles ladrones u okupas.
La propietaria del bar Joanet, a escasos metros de su antiguo competidor, prefiere no dar demasiados datos a este medio sobre el local recogido en el Inventari del Patrimoni Arquitectònic de la Generalitat de Catalunya. A pesar de la discreción con su antiguo vecino, confirma que el bar cerró durante las restricciones derivadas de la sexta ola de la pandemia y que nunca más volvió a abrir.
SEDE DE UNA PEÑA DE BOXEADORES
Este establecimiento se inauguró en 1925 en número 1 de la plaza de Sant Agustí Vell. Pero, anteriormente, la ubicación había albergado otro establecimiento denominado como Unión bar o Petit bar, por su pequeño tamaño. El espacio estaba configurado a partir de una barra original con azulejo de mármol y algunas mesas redondas sobre el mismo. También contaba una pequeña sala con más pesas y un arrambador cerámico. Todo ello configuraba un aspecto de bodega castiza que atraía a turistas y locales.
Los cuadros que tenía expuestos encima del botellero dejaban adivinar a su clientela que, durante una época, el bar Mundial había sido un punto de encuentro de una peña de boxeadores. Durante los años 1929 y 1967 los seguidores de este deporte de contacto y autodefensa se reunían en este curioso local para comentar los combates y apostar por los contrincantes más prometedores.
Los amantes del marisco también eran clientes fieles de este establecimiento. Su producto de primera calidad a un precio modesto era uno de los principales atractivos de este bar. Sus clientes también vanagloriaban sus "exquisitos" calamares a la romana, una de las tapas que solía tener más éxito, además de las ostras, el pulpo a la gallega, las piruletas de langostinos o el filete de foie con salsa de frutos del bosque.
UN DURO GOLPE PARA EL GREMIO
El cierre de este establecimiento centenario supone una gran pérdida para la restauración de Barcelona. Roger Pallarols, director general del Gremi de Restauració, valora la situación a Metrópoli: "Es una noticia triste. Siempre es mala noticia el cierre de un negocio, pero hay locales, como el bar Mundial, que ha formado parte del patrimonio de la ciudad en mayúsculas y su pérdida supone un golpe emocional duro para todos los barceloneses. Barcelona sin el Mundial es menos Barcelona.