A pocos minutos de la Catedral, dejándose llevar por el entramado de calles y callejones que va de Vía Laietana a Trafalgar, se llega a la plaza de Sant Pere, presidida por los restos de la iglesia del antiguo convento románico de monjas benedictinas, Sant Pere de les Puel·les (siglo X), que fue el origen del barrio al que debe también su nombre.
Actualmente, esta plaza es un rincón tranquilo en el que conviven, junto a esos vestigios románicos, algún que otro tesoro más cercano en el tiempo y de estilo modernista, como su imponente fuente de hierro forjado, diseñada por Pere Falqués en 1873 e inaugurada tres años después, o la Farmacia Comas (antiguamente, Salgàs Tolosa), en la esquina con la calle del Rec Comtal.
Un establecimiento histórico
Basta un rápido vistazo a su exterior para comprender por qué este comercio forma parte del catálogo arquitectónico, histórico-artístico y paisajístico de los establecimientos emblemáticos de Barcelona. Fue fundada en 1898 por Josep Huch y, a mediados del siglo XX, pasó a manos de Ricard Nadal, farmacéutico muy querido y apreciado en el barrio de Sant Pere. Más de 125 años después de su fundación, sigue en activo con Mª Nieves Comas Castellá como titular.
El tiempo parece haberse detenido en este punto de la plaza que ocupa la Farmacia Comas. De estilo modernista, su fachada está revestida por un mueble de madera sostenido sobre un zócalo de mármol negro que sobresale de la pared. Una cornisa también de madera da continuidad al cajón que cubre las dos fachadas del edificio que se asoman a Rec Comtal y a la plaza de Sant Pere. Los escaparates y vitrinas conservan las tallas de madera que forman los casetones y enmarcan los cristales pintados de verde.
Destaca el trabajo de ebanistería interior y exterior
Una vez traspasada la puerta de entrada, ya dentro, es imposible no quedar atrapado por el increíble y bien conservado trabajo de ebanistería. La estructura de muebles y estanterías que cubre las paredes está rematada por un friso continuo con relieves que se apoya sobre unas finas columnas acanaladas en espiral y coronadas con capiteles de estilo clásico. Llama la atención la copa de Higia con la serpiente enroscada, el símbolo de los farmacéuticos tallado en madera, que corona el frontal curvo. Y, por favor, no salgáis por la puerta sin admirar el artesonado del techo, con sus casetones de estructura clásica.