En las estrechas calles del Raval de Barcelona se encuentra un rincón deliciosamente nostálgico. Este tesoro gastronómico, que ha resistido el paso del tiempo durante más de dos siglos, sigue siendo un faro de tradición y sabor en medio del bullicio moderno de la ciudad.

Fundada en el año 1825, esta pastelería ha sido testigo de innumerables acontecimientos históricos a lo largo de los años, desde guerras hasta revoluciones, conservando siempre su esencia y su dedicación a la excelencia pastelera. Lo más notable es que mantiene en funcionamiento su horno bóveda original, una reliquia que ha horneado generaciones de delicias dulces. De hecho, este establecimiento forma parte del catálogo del patrimonio arquitectónico, histórico-artístico y paisajístico de los establecimientos emblemáticos de Barcelona.

El horno de bóveda original PASTELERÍA ESTRELLA

Se trata de la Pastelería Estrella, ubicada en la calle Nou de la Rambla número 32. El secreto detrás de la longevidad radica en su compromiso con la calidad y la autenticidad. Cada pastel, dulce o bocado que sale de su horno es elaborado con recetas ancestrales, utilizando ingredientes frescos y locales siempre que es posible.

Decoración de los años 50

Su ambiente acogedor y su decoración invitan a los clientes a disfrutar de una experiencia que va más allá de lo gastronómico, sumergiéndolos en la rica historia de la pastelería catalana. La Pastelería Estrella conserva el mobiliario, el diseño y los elementos decorativos después de su última remodelación en 1950. Tiene cristales decorados al ácido, molduras de madera, escaparates acristalados, luces, fachada y los suelos de mármol.

Hoy en día, la Pastelería Estrella sigue siendo un símbolo de resistencia y perseverancia, un recordatorio de que las cosas más dulces de la vida son aquellas que perduran a través del tiempo. Mientras sus puertas sigan abiertas y su horno siga funcionando, esta joya del Raval continuará deleitando los paladares y cautivando los corazones de quienes tienen el placer de visitarla.