En el pintoresco barrio del Born de Barcelona, se esconde un verdadero tesoro: la calle más diminuta de la ciudad. Mide menos de cinco metros de longitud. Aunque es pequeña en tamaño, esta calle tiene una historia rica y aromática que la hace destacar entre las calles del barrio.

Se trata de la calle L'Anisadeta, y es la más corta de Barcelona. Debe su nombre a un local mítico, una destilería, que solía ocupar un espacio en esta calle, donde se producía y distribuía anís. Aunque cerró sus puertas hace décadas, su legado perdura en el nombre de la calle, que sirve como un homenaje a ese pasado aromático que una vez impregnó el aire del barrio del Born.

Una leyenda misteriosa

Por otro lado, también pesa sobre esta calle una leyenda. La historia narra que allí tenía su paradita una joven muy bella que vendía productos a los pescadores del barrio. De tan bonita que era, todos estaban enamorados de ella y le proponían matrimonio. Sin embargo, un día desapareció y nunca más se supo nada de ella. Todo un misterio.
A pesar de su diminuto tamaño, L'Anisadeta ha cautivado a residentes y visitantes por igual con su encanto pintoresco y su atmósfera evocadora. Pasear por esta calle es como dar un paseo por el pasado de Barcelona. Además, también es el camino que llega hasta algunas de las joyas arquitectónicas más conocidas de la ciudad, como la catedral gótica y la Plaza Sant Jaume. 

Desde su estrecho pasaje hasta su encantador ambiente, L'Anisadeta es un recordatorio tangible de que incluso las calles más pequeñas pueden albergar grandes historias y dejar una impresión duradera en el corazón de una ciudad.