En el pintoresco barrio del Born de Barcelona, se esconde un verdadero tesoro: la calle más diminuta de la ciudad. Mide menos de cinco metros de longitud. Aunque es pequeña en tamaño, esta calle tiene una historia rica y aromática que la hace destacar entre las calles del barrio.
Se trata de la calle L'Anisadeta, y es la más corta de Barcelona. Debe su nombre a un local mítico, una destilería, que solía ocupar un espacio en esta calle, donde se producía y distribuía anís. Aunque cerró sus puertas hace décadas, su legado perdura en el nombre de la calle, que sirve como un homenaje a ese pasado aromático que una vez impregnó el aire del barrio del Born.
Una leyenda misteriosa
Desde su estrecho pasaje hasta su encantador ambiente, L'Anisadeta es un recordatorio tangible de que incluso las calles más pequeñas pueden albergar grandes historias y dejar una impresión duradera en el corazón de una ciudad.