
Bar Kasparo en el Raval
El bar con la terraza más mítica del Raval cierra sus puertas tras 30 años por el precio del alquiler
El icónico bar de la Plaça de Vicenç Martorell se despide por el fin de su contrato de renta antigua
Adiós a otra histórica panadería de Barcelona: cierra esta centenaria "fleca" del Raval
Noticias relacionadas
Barcelona pierde uno de sus locales más carismáticos. El Bar Kasparo, ubicado en la Plaça de Vicenç Martorell, en pleno Raval, ha cerrado definitivamente sus puertas tras 30 años de actividad.
El motivo: la extinción del contrato de renta antigua que permitió al negocio sobrevivir en una zona marcada por la subida imparable de los alquileres.
Adiós a una terraza mítica y querida por los vecinos
Abierto desde 1995, el Bar Kasparo no era solo un bar con terraza. Era un punto de encuentro para la comunidad local, con una clientela fiel que valoraba su buena comida a precios razonables, su servicio cercano y una ubicación envidiable frente a un parque infantil y alejado del tráfico.

Pizarra con platos del bar Kasparo
Sus propietarios, Marcel·lí Carrera y Elizabeth Triadó, apostaron desde el inicio por una oferta gastronómica innovadora.
En los últimos años, el Kasparo se especializó en cocina vegana y vegetariana, con platos icónicos como su tarta de zanahoria (servida mucho antes de que se pusiera de moda) y unas patatas bravas que llegaron a figurar entre las mejores de la ciudad.

Platos del bar Kasparo
Un final discreto para un bar emblemático
El cierre del Kasparo tuvo lugar el pasado sábado, sin grandes anuncios, pero con la emoción contenida de quienes lo han frecuentado durante años.
No es un caso aislado. Tal y como apunta La Vanguardia, según el Observatorio de la Agencia de Desarrollo Económico del Área Metropolitana de Barcelona, el precio del alquiler comercial en la ciudad ha alcanzado en 2024 los 13,81 euros/m², una cifra que pone en jaque a muchos negocios históricos.
En el caso del Raval, el barrio donde se encontraba el Kasparo, el precio medio asciende a 20 euros/m², convirtiéndolo en el tercer barrio más caro de Barcelona, solo por detrás del Gòtic y la Barceloneta.