Si has paseado por el Raval de Barcelona, probablemente hayas pasado cientos de veces por delante del número 23 de la calle del Carme sin reparar en un detalle sorprendente que adorna su fachada: dos músicos tocando el saxofón desde el balcón del primer piso.
Una escena que parece sacada de Nueva Orleans, pero que tiene sus raíces en la historia modernista y farmacéutica de la ciudad condal.
Este peculiar balcón, conocido por algunos como el balcón del jazz del Raval, no siempre albergó a estos saxofonistas.
El edificio, construido a mediados del siglo XIX por el arquitecto Daniel Molina —responsable también de la emblemática plaza Reial—, fue sede de la histórica farmacia Comabella, fundada en 1874 por el prestigioso académico de medicina Felip Comabella.