El jardín arabesco de Vallcarca, lo que pudo ser y no fue
Los vecinos lamentan la oportunidad perdida durante el diseño de este nuevo rincón del barrio
23 julio, 2017 13:07Noticias relacionadas
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Vallcarca no para. En un breve descanso del proceso participativo que definirá su futuro, el barrio ha estrenado un jardín. Un pequeño rincón de estilo mozárabe que le ha dado un nuevo aire a la zona que, bajo la atenta mirada del viaducto de Vallcarca, espera con ansía la prometida transformación urbanística que se resiste desde hace dos décadas. Es un avance muy tímido, casi insignificante dentro de un área con miles de metros cuadrados pendientes de edificar, pero valioso para un barrio con escasos lugares de encuentro.
El jardín arabesco, que se integra en la zona verde que ya existía en la ladera del viaducto y que busca crear más espacio y corredores naturales entre el Parc dels Tres Turons y el Putxet, ha sido bien recibido entre los vecinos. “Ha quedado bastante bien, es bonito, pero sobre todo ayuda a dar continuidad al parque y es más fácil llegar al metro”, explica Montse, que vive justo al otro lado del puente. Pero no todo son buenas palabras. Parte del movimiento asociativo del barrio, siempre exigente, considera que es una “oportunidad perdida” para darle al jardín un diseño verdaderamente arabesco que hubiera hecho mucha más justifica a su nombre.
LO QUE PUDO SER Y NO FUE
El jardín ocupa los terrenos de una antigua finca del siglo XIX conocida popularmente como la casa de los Arabescos por el estilo mozárabe del edificio. Se han conservado unos arcos y la torre a pesar de que “no tiene valor patrimonial ni histórico”, según reconoció el propio distrito de Gràcia, que ha hecho un esfuerzo económico de más de 800.000 euros para arreglar el parque, una inversión que las asociaciones consideran suficientemente alta como para que hubieran dedicado más esfuerzo de planificación. “Se ha hecho una mala interpretación del arte árabe”, se queja Francesc Ruestes, de la Associació Pro Vallcarca.
La entidad, junto a la Associació de Veïns Gràcia Nord-Vallcarca y el Grup d'Estudis Vallcarca del Coll-Vallcarca, ha sido una de las principales impulsoras de la restauración de los elementos arquitectónicos del jardín, ya que BIMSA quería “derribarlo todo”. En febrero enviaron una carta al distrito para alertar de que el proyecto no estaba “respetando los aspectos estéticos del conjunto” y se mostraron “horrorizados” por cómo se estaban realizando los trabajos. Tras una reunión con los técnicos, consiguieron algunas rectificaciones importantes.
LA TORRE Y EL ARCO
Uno de los principales focos de conflicto ha sido la pequeña torre, que antes solo tenía fachada con salida a la calle y que tras el derribo de la casa es accesible desde las cuatros caras. “Solo se iba a poner una ventana y balaustre en la fachada de la calle Gomis (que también es la menos visible porque da la espalda a la avenida Vallcarca)”, explica Ruestes. Al final lograron que los técnicos pusieran ventanas en los cuatro lados, igual que el balaustre, además de ponerle una puerta a la torre, lo que daba un aspecto mucho más realista a la construcción.
Otro problema importante es la integración de los arcos mozárabes en el jardín. La estructura de hormigón que se ha construido para soportar los arcos y las águilas que los coronan “dificulta la visibilidad” del conjunto que, además, está colocado en la parte ajardinada del parque, con lo que los vecinos no pueden interactuar con él. La elección de una mezcla de almeces y naranjos tampoco ha generado mucho entusiasmo. “El almez es un árbol que crece mucho y acabará por bloquear las vistas”.
La ausencia de una fuente, que estaba en los planos que se dibujaron durante el mandato anterior, ha sido una gran decepción para las asociaciones. “Habría ligado muy bien el espacio entre la torre y los arcos”, dice Ruestes. “La fuente es un ornamento fundamental en el arte árabe”, que otorga al agua un papel privilegiado en sus diseños. En este caso han conseguido un compromiso en firme de que se construirá. “Detalles de sentido común que habrían ahorrado una lucha innecesaria”, lamenta.