Más de un millar de personas han desfilado por la Rambla bajo el lema "Barcelona no está en venta" para protestar contra la masificación del turismo en la capital catalana. Durante más de dos horas, los manifestantes han recorrido la popular vía del centro de la capital catalana para alzar la voz frente a "la especulación de la vivienda" y a favor de "una cultura accesible" o "contra la degradación del espacio público".
Pese a la baja cifra de asistencia, los organizadores de la movilización, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) con la ayuda de una cincuentena de entidades, se han mostrado satisfechos, especialmente debido a que las condiciones meteorológicas no eran las óptimas.
MOVIMIENTO TRANSERVAL
El responsable de urbanismo de la FAVB, Camilo Ramos, ha destacado la transversalidad del movimiento. A su parecer, los vecinos de la capital finalmente se han unido para pedir que “en Barcelona se reconquisten espacios que antes habían sido de los ciudadanos como la Rambla".
Asimismo, Ramos ha indicado que se trata de una iniciativa que pone de relieve "un problema cada vez más extendido en la ciudad como es la expulsión en determinados barrios de las personas con rentas más bajas debido al aumento del precio de los pisos de compra o de alquiler, así como la transformación de muchos pisos en viviendas turísticas".
El acto ha finalizado con la lectura de un manifiesto que resalta que "en la última década el fenómeno especulativo ha adquirido una dimensión global, impulsado por el capital financiero y la complicidad de las elites políticas de Madrid y Catalunya, que quieren transformar la ciudad en un gran negocio".