El Mobile World Congress (MWC) 2017 ya es historia. Atrás quedan cuatro intensos días en los que se han presentado las novedades mundiales en telefonía móvil. Pero si hay algo que no ha sido novedad, eso ha sido el trato recibido por las numerosas azafatas y la escasa presencia de mujeres congresistas.

Este año, el Mobile ha contado con 13.200 trabajadores temporales, de las cuales la gran mayoría han sido mujeres jóvenes con varios idiomas, estudios y presencia, que han tenido que aguantar maratonianas jornadas subidas a sus tacones. “El rol de las azafatas sigue sufriendo tics machistas en pleno siglo XXI. Tenemos que tolerar comentarios y obscenos de congresistas hombres”, denuncia una de las jóvenes a la agencia EFE.

Estas jóvenes, que tienen claro que lo más importante “es estar siempre con la mejora cara, perfecta”, han cobrado 8 euros la hora. O lo que es lo mismo, poco más de 200 euros por cuatro días dedicadas al congreso de telefonía. Una cifra que se sitúa en la media del sector, según ha explicado una de las azafatas a Metrópoli Abierta.

Pero el tabú de las azafatas se está rompiendo. O por lo menos eso opina esta joven trabajadora, según la cual, cada vez son más los chicos contratados en el MWC para atender a los congresistas.

Asimismo, la presencia de mujeres en el MWC ha aumentado del 21% registrado en 2016 al 25% de este año. Pero se ha evidenciado que este sigue siendo un congreso dominado por las corbatas y los traje chaqueta. Por eso mismo, este año se ha intentado visibilizar la imagen de la mujer en el congreso a través del Women4Tech, un programa de conferencias y actividades que tenía por misión empoderar el papel de la mujer en la industria de la tecnología.

Pese a ello, el congreso ha constatado un año más que el papel de la mujer en el mundo tech sigue trabajando desde la nube y que le falta protagonismo más allá del papel.

 

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