CaixaBank ha inaugurado en Barcelona un hub para el encuentro del talento y del capital con el fin de ayudar a empresas emergentes (start-ups). Se llama DayOne y tiene previsto revolucionar el concepto de oficina, puesto que consta de espacios de trabajo abiertos a los emprendedores, salas de reuniones e incluso de un auditorio para conferencias, sesiones de formación y masterclasses.

El proyecto pondrá a disposición de las empresas innovadoras en negocios tecnológicos una línea de crédito de 250 millones de euros, a través de un acuerdo con el Fondo Europeo de Inversiones (FEI) y, además, facilitará a los clientes de DayOne su red de contactos global, incluyendo fondos y bancos internacionales, para atraer inversores a los clientes en búsqueda de capital en sus rondas de financiación.

Según ha explicado Juan Alcaraz, director general de CaixaBank, “la creación de DayOne potencia la estrategia de nuestra entidad de ofrecer un modelo de banca especializada por segmentos, totalmente ajustada a las necesidades de cada perfil de cliente”. La nueva oficina, ubicada en la avenida Diagonal, depende del director territorial de Barcelona, Jordi Nicolau, y está dirigida por Natàlia Moreno.

DAYONE, APUNTANDO ALTO

La empresa que ofrecerá este asesoramiento financiero especializado pretende que el proyecto le aporte 4.000 clientes en su primer año de actividad. En este sentido, quiere posicionarse como un punto de networking financiero de referencia en el panorama emprendedor de la ciudad condal.

“DayOne cierra el círculo de la especialización iniciada en el 2007 con la creación de oficinas de empresas”, añaden los empresarios. El proyecto DayOne está dirigido por Carlos Trenchs, que hasta mayo fue director general de Caixa Capital Risc. Los fondos de inversión en start-ups pertenecen ahora a Criteria.

El hub de Barcelona se sitúa en el nuevo espacio de CaixaBank en el edificio de la Cambra de Comerç. Aunque también han emprendido este proyecto en Madrid, ubicado en la planta baja de la calle Juan Bravo, 3. La DayOne de Barcelona arranca con 8 empleados y 435 start-ups, que ya eran clientes de CaixaBank, mientras que en Madrid, cuentan con un centenar.