La reforma de la Boqueria, pensada por el PSC y prevista para principios del 2018, se ha pospuesto en gran parte un año. Las mejoras, que costaban unos 3,5 millones de euros, consistían en el cambio de la iluminación de todo el mercado y la renovación de todo el pavimento, pero según la comerciante del mercado y consejera del PSC en el Distrito de Ciutat Vella, María José Artega, se ha paralizado, a pesar "de que estaba presupuestado".
La gestión de los mercados municipales ha estado en manos socialistas, mientras el grupo encabezado por Jaume Collboni ha estado en el gobierno de Barcelona. Sin embargo, una vez los socialistas han vuelto a la oposición una parte importante de las obras previstas en la Boqueria se retrasarán.
La concejal del PSC, Montse Ballarín, explica que el cambio del pavimento se tenía que hace a finales de enero, "cuando es la época de ventas más baja", porque el mercado se tiene que cerrar mientras duran los trabajos. Sin embargo, el plan se deja en el cajón un año entero, al igual que el cambio de iluminación.
Éste no es el primer proyecto que el gobierno de Ada Colau paraliza una vez que los socialistas han dejado el gobierno. Recientemente, Metrópoli Abierta ya denunció que se había descartado convertir el exterior del Canòdrom de Sant Andreu en una gran pista de patinaje para los mundiales del 2019 que se tienen que celebrar en Barcelona.
En este caso, el proyecto se finiquitó el día siguiente de la ruptura de gobierno entre Colau y Collboni. La propuesta de la concejal socialista, Carmen Andrés, tenía en cuenta algunas de las demandas vecinales, pero las entidades de la zona rechazaban el patinódromo. Ahora le ha tocado a la Boqueria, donde no estaba previsto hacer ninguna reforma integral.
Collboni defiende que la Boqueria es un mercado singular, y como tal hay que tratarlo. El edil socialista considera que no se puede tratar igual que al resto de mercados, ni siquiera como el de Sant Antoni, "que también tendrá una importante atracción turística".
"COLAPSO OBJETIVO"
Desde el área de promoción económica que ha encabezado el último año y medio, Collboni ha defendido "dignificar" la Boqueria. Y las mejoras presupuestadas iban en esa línea. El objetivo era que "los vecinos volvieran a ir". También opina que hay que esponjar el emblemático equipamiento, esto es liberar espacio "para evitar aglomeraciones". Según Collboni, la Boqueria estaba en una situación de "colapso objetivo".
La medida de liberar espacio, prevista en el plan del PSC, sí que se ha empezado a aplicar, aunque habrá que ver si tendrá continuidad. Recientemente, el Ayuntantamiento ha derribado una isla de 18 paradas (con cuatro negocios) para ganar espacio para los clientes o hacer exposiciones. Algunos de los comercios se han trasladado, pero otros han cerrado.
Según la socialista Ballarín, responsable de mercados hasta hace pocas semanas, en el proyecto de reforma de la Boqueria que preparon está previsto derribar cuatro islas de paradas en distintos puntos del mercado, modificar las entradas laterales y hacer mejoras en el techo del equipamiento.
Aunque la Boqueria se tiene que adaptar al entorno y a la realidad actual, por la masiva visita de turistas, algo que no todos los comerciantes ven bien, Collboni dice que hay que intentar proteger que el céntrico espacio mantenga "la esencia de un mercado municipal y que es intentar vender productos frescos, lo que podríamos llamar productos kilómetro 0".
El líder del PSC ha reconocido a Metrópoli Abierta que algunas voces han planteado convertir la Boqueria en un mercado como el de San Miguel de Madrid, totalmente enfocado a la degustación. Sin embargo, Collboni no lo comparte. Tampoco parece que sea la estrategia de Barcelona en Comú.
"Tiene que mantener la esencia de un mercado de barrio y de proximidad, pero tiene que adaptarse al entorno", apunta el concejal. Collboni apuesta por buscar un equilibrio entre productos frescos y elaborados, junto a una oferta grastronómica.