El pasado 23 de enero terminó la Semana Europea de la Pobreza Energética, una iniciativa que tiene como objetivo fomentar la colaboración entre países, instituciones y organizaciones europeas, impulsar el debate entre todos los agentes y la propia ciudadanía, y resaltar la importancia de la vulnerabilidad energética y la responsabilidad que tienen las instituciones europeas, nacionales, regionales y locales en la materia.

En ese sentido, la Comisión Europea presentó, el pasado 18 de enero, el Observatorio de Pobreza Energética en la Unión Europea (UE) con el claro objetivo de mejorar las condiciones de los 50 millones de hogares europeos con problemas para calentar, refrigerar o iluminar su vivienda, respetando siempre los objetivos medioambientales comunitarios.

“Combatir la vulnerabilidad energética es una prioridad política”, declaró ese día el director general de Energía de la Comisión Europea, Dominique Ristori, durante la presentación de esa nueva herramienta.

A propósito de esta realidad, y según el III Estudio de pobreza energética de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), 5,1 millones de personas en España, el 11% de los hogares, son incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno.

¿QUE ES LA POBREZA ENERGÉTICA?

La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles. Entre sus manifestaciones se incluyen también el hambre y la malnutrición, el acceso limitado a la educación o a otros servicios básicos, como la luz, el gas o el agua. Esta última vertiente es la que se conoce como ‘pobreza energética’, o propensión de un hogar de experimentar una situación en la que dicho hogar no recibe la cantidad adecuada de servicios de energía.

Según un informe de la ONU, 1.200 millones de personas en el mundo (17% de la población) no tiene acceso a la electricidad y 2.700 millones (un 38% de la población) no tiene acceso a condiciones adecuadas de cocina.

Uno de los centros de Atención al Cliente repartidos por toda la geografía española / GNF



En Europa, como es lógico, las cifras de pobreza energética son mucho más reducidas que en otras zonas del mundo más pobres económicamente hablando. Según datos de Eurostat, el porcentaje de europeos que no puede mantener en invierno una temperatura adecuada de confort en su hogar se ha reducido un 1,5% entre 2007 y 2015, situándose actualmente en el 9,4%.

La política proactiva de Gas Natural Fenosa cubre más del 94% de sus clientes en España

Pese esos datos positivos en el entorno continental, en España cada vez es mayor la preocupación por la protección de los hogares en situación vulnerable. En el caso de la pobreza ligada a la energía, en los últimos meses se ha desarrollado un debate a nivel estatal con importantes impactos en la sociedad, las administraciones y las empresas suministradores.

El PRIMER PLAN DE ACCIÓN

Ante esta problemática y su impacto sobre los sectores más desfavorecidos de la sociedad, el año pasado Gas Natural Fenosa puso en marcha en España un paquete de medidas destinadas a mejorar la gestión de los clientes vulnerables, así como para reforzar la colaboración con las entidades del Tercer Sector y la comunicación con los Servicios Sociales.

El Plan de Acción de la compañía energética comprende un paquete de más de 20 medidas y supone una inversión anual de 4,5 millones de euros.

Entre las medidas operativas que la compañía ya ha puesto en marcha se encuentra la creación de la Unidad de Atención a la Vulnerabilidad, una unidad específica para atender a todos aquellos casos de clientes que puedan encontrarse en situación de vulnerabilidad. Esta unidad es la encargada de responder a cualquier llamada del nuevo teléfono gratuito específico que la compañía ha creado para los clientes vulnerables (900 724 900) y que está disponible las 24 horas al día, todos los días de la semana. De esta forma, Gas Natural Fenosa cuenta, desde enero de 2017, con un equipo de aproximadamente 60 personas dedicadas a la atención a ciudadanos vulnerables.

Gas Natural Fenosa también ha aumentado las comunicaciones con el cliente antes de proceder a un posible corte de suministro. Informa 7 veces a los clientes, a través de cartas y teléfono, antes de proceder la solicitud de corte de suministro. Así, entre la primera carta de devolución bancaria hasta que la compañía solicita el corte de suministro transcurren 140 días (cerca de 5 meses), muy por encima de lo que marca la legislación vigente.

El plan se aplica en una doble vertiente, operativa y social

Por otra parte, la compañía trabaja con las administraciones públicas y los servicios sociales de los ayuntamientos en aras de mejorar la coordinación y el intercambio de información sobre las personas vulnerables. Gracias al trabajo conjunto, el 94% de los clientes de Gas Natural Fenosa están protegidos ante situaciones de vulnerabilidad.

En las Escuelas de Energía se enseña a gestionar el hogar / GNF



LA LABOR DE LA FUNDACIÓN

En el marco del plan, la Fundación Gas Natural Fenosa colabora con entidades sociales, como Cruz Roja o Cáritas, para buscar alternativas que encuentren medidas a fin de ayudar a las personas afectadas por problemáticas concretas que provoquen pobreza energética. Otra de las iniciativas es la creación de la Escuela de Energía, cuyo objetivo es formar a personas vulnerables y trabajadores sociales de los servicios sociales y del tercer sector en materia de energía para que las personas vulnerables puedan mejorar su situación. En 2017 formó a cerca de 1.500 personas.

Así mismo, la Fundación ha impulsado un programa de voluntariado energético que está desarrollando en colaboración con las entidades sociales. En la iniciativa, empleados voluntarios de la compañía energética destinan parte de su tiempo a ayudar a personas vulnerables energéticamente.

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