Todo aquella persona relacionada con temas económicos en Barcelona coincide en un punto: el tercer cuatrimestre de 2017 fue malo, provocó una seria frenada y dejó en el aire muchas preguntas sobre el futuro. El atentado de agosto, el 1-O y la tensión política creada por el independentismo se juntaron para crear un caldo de cultivo nada bueno para la actividad comercial. La salida de las sedes sociales (y fiscales) de muchas grandes empresas no contribuyó a aclarar una situación que ahora, a poco de entrar la primavera de 2018, parece que ha vuelto a su cauce.

Uno de los negocios que más ha notado lo que pasó entonces es el inmobiliario de lujo. Para ello entrevistamos a Emmanuel Virgoulay, socio fundador de BARNES Spain, una firma inmobiliaria de alto standing, masterfranquicia en España de una compañía francesa que tiene oficinas en las principales ciudades del mundo y, en Barcelona, su sede central.

¿Sigue siendo Barcelona una buena ciudad para hacer negocios?

Nosotros creemos que sí. A pesar de todo lo que está pasando, Barcelona sigue siendo algo incomparable en el mundo. Es una ciudad que parece una capital, sin serlo; tiene una situación geográfica magnífica, con mar al lado y la montaña y el esquí a menos de dos horas en coche; buena gastronomía; tiempo mediterráneo...

¿Qué más ofrece al inversor foráneo de categoría?

Es una capital económica al sol, con clima favorable y una calidad de vida excepcional. 50 millones de pasajeros pasan cada año por su aeropuerto internacional; tuvo 16 millones de turistas en 2017...

“Barcelona sigue siendo algo incomparable en el mundo”

Para los inversores inmobiliarios, ¿cómo está la situación en nuestra ciudad?

Los precios empezaron a hincharse nada más salir de la crisis, y se produjo un subidón irreal que ahora tiene sus consecuencias. Tenemos que convencer al propietario barcelonés de que no puedes querer vender algo a 12.000 euros el metro cuadrado en Barcelona, que eso sólo ocurre en París, Londres o Nueva York. Le decimos que debe escuchar más ofertas y ser menos pretencioso. Si pagar 7.500 euros por m2 es lo que dice el mercado, no puedes pedir 9.500 €...

O sea, que comprar ahora en Barcelona puede resultar menos caro que el año pasado.

Si las cosas no se tuercen por el tema político, yo diría que en este momento hay apartamentos que pueden negociarse a menos de un 30% del precio pedido de entrada. Por ejemplo, teníamos un apartamento de 200 metros cuadrados en la zona del Turó Park, con cuatro habitaciones y una gran terraza, cuyo precio de salida era de 2,3 millones de euros y que, finalmente, conseguimos pasar a una oferta de 1,8 millones.

“La crisis política ha rebajado un 30% el valor de las transacciones”  

Esta es la entrada de la oficina que BARNES tiene en Barcelona / MIKI



Esta es la entrada de la oficina que BARNES tiene en Barcelona / MIKI

¿Qué ha provocado que Barcelona fuese cuestionada como una buena plaza en el mundo de las viviendas de lujo?

Ha habido varios factores. Uno de ellos, sin duda, ha sido el tema político, la incertidumbre sobre qué iba a pasar con el proceso catalán, si iba a haber independencia, etc. Eso provocó la salida en masa de inversores extranjeros, al margen del traslado de sedes sociales/fiscales de empresas españolas. En general, observamos una baja de los precios entorno al 20%, en tanto que en las transacciones, como decía antes, ha llegado al 30. Ante esta situación, muchos inversores foráneos se han llevado sus proyectos a Madrid y a las islas Baleares. Hablo siempre del mercado inmobiliario de lujo, claro.

Y, sin embargo, Barcelona no ha perdido su atractivo...

En efecto, sigue ofreciendo grandes oportunidades. Para el inversor, el tema político es un punto conflictivo aunque no fatal. Yo les aconsejo que dejen pasar la tormenta, compren menos caro que antes, negocien fuertemente y, dentro de unos meses, cuando las cosas se hayan calmado, podrán sacar partido de su apartamento junto al mar en Barcelona. Si deciden vender, en tres o cuatro años podrán recuperar una plusvalía del 20%, una vez que los precios vuelvan a estar al alza.

“Hoy el vendedor debe escuchar más ofertas y ser menos pretencioso”

¿Cómo ha empezado 2018 en relación a 2017?

El año pasado fue bueno hasta el último trimestre, cuando se desató todo el tema político. Tras un enero que de por sí no es un buen mes, ahora podemos decir que se está remontando paulatinamente. El sector ha sufrido. Antes, por un piso había cien opciones; ahora no llega a la cuarta parte.

¿Cuál es el cambio más notable que han observado ?

Que quien compra vivienda de lujo en Barcelona lo hace para que sea su residencia principal. Ha desaparecido lo de venir a disfrutar ocasionalmente, durante unos días, 'en el apartamento que tengo en Barcelona'. Se ha perdido esa segunda residencia. En definitiva: antes se compraba para invertir; ahora se compra para vivir.

¿Algo más?

Que la demanda por esa primera residencia ya no es mayoritariamente extranjera, sino nacional. Cuando digo nacional me refiero a españoles de nacimiento o a expatriados que tienen la nacionalidad española. La proporción está ahora en un 60-40, cuando hasta hace poco era mayoritariamente extranjera. Y el que compra, compra rapidísimo.

¿Más, aún?

Que, salvo excepciones, ya no nos piden 'casoplones' inmensos, sino viviendas de entre 80 a 200 metros cuadrados. Y a precio de mercado. Lo que se vende es porque está a ese precio, un precio justo. La gente ya no está dispuesta a pagar un 20% más caro sin necesidad. Otra tendencia es que, en obra nueva, la construcción se adapta a lo que pide el cliente, y ahora no va más allá de los 250 m2. Y el comprador de lujo no quiere defectos en su vivienda: poca luz, no párking, no terraza, no bien reformada, etc.

“Antes se compraba para invertir; ahora se compra para vivir”

¿Cómo ha cambiado la vivienda de lujo dentro de Barcelona?

También ha habido movida. Hasta hace poco el barrio Gótico era el 'must', el más conocido internacionalmente, el corazón antiguo de Barcelona... Tenía un cliente más romántico que práctico. Ahora no es así, por lo que decíamos de la primera residencia. Nuestros clientes que viven en Barcelona son profesionales con familia y prefieren Sarrià, Sant Gervasi, Pedralbes, Turó Park, o ciertas zonas del Eixample. No es un cliente que venga ocasionalmente de vacaciones, o por ocio, si no que vive y/o trabaja en Barcelona. Sobre todo franceses.

¿Qué tipo de profesional?

Son empresarios generalmente ligados a temas de las nuevas tecnologías, a lo digital. Este, por cierto, es un nuevo atractivo de Barcelona que debería saber aprovechar. Ser la ciudad sede del Mobile o del Smart City World Congress es algo sensacional, porque hace que la visiten altos cargos de grandes multinacionales. En este sentido, Barcelona tiene un triunfo en la mano: la imagen internacional de capital tecnológica del sur de Europa. No debería desaprovecharlo.

“Barcelona debe saber aprovechar que es una capital tecnológica internacional"

¿Es una tendencia estabilizada?

Creo que sí. La gente que vive en Barcelona y tiene posibles para vivir mejor, busca una vivienda mejor. Conozco muchos amigos franceses aquí que tienen hijos y van al colegio. Por cierto, que en el Liceo Francés hay 300 niños en lista de espera...

Para acabar, ¿optimista o pesimista con el futuro de su negocio?

Si la cosa política no se agrava, esta primavera va a ser buena y Barcelona irá volviendo a la normalidad, a esa imagen de ciudad que lo tiene todo y que, para un inversor, no tiene riesgo... siempre que pague los justo.

Una última pregunta, con cierto morbo. Díganos dos curiosidades del negocio inmobiliario de lujo en el mundo...

El metro cuadrado más caro está en Hong Kong: 40.000 euros; en Nueva York hay más de 1.500 apartamentos de más de 5 millones de euros, cuando en Barcelona hay unos 400 de poco más de un millón...

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