De Asia, a Europa. De Hong Kong, a Barcelona. Los pisos 'colmena' han llegado a la ciudad antes de lo que imaginábamos. El próximo lunes, una empresa llamada Haibu 4.0 –colmena en japonés– abrirá su primer local en Badal, con intención de expandirse a otros barrios. “Este mes haremos un experimento”, ha explicado a Metrópoli Abierta uno de los encargados.

Hartos de los precios abusivos del alquiler, los pisos 'colmena' de Barcelona se presentan como alternativa para aquellas personas de fuera que trabajan o estudian en Barcelona. Por 200 euros al mes, uno tiene acceso a una cápsula de 2,40 metros de largo y 1,20 metros de ancho en la que hay colocada una cama, una estantería y una mesita. El inquilino también puede compartir con otras personas del local un salón con microondas y un baño. Además, la persona tendrá acceso al Wi-Fi y limpieza de las zonas comunes.

Tal como ha contado la fuente consultada, uno de los socios está arraigado a Barcelona, y es por eso que han decidido empezar por esta ciudad, con la intención de instalarse más adelante en otras de Europa. Sin embargo, para que eso suceda tendrán que sortear varios obstáculos. El primero de ellos es el mismo Ayuntamiento de Barcelona. “Estamos peleando muy duro contra el consistorio y no nos rendiremos porque esto no lo hacemos para ganar dinero, lo hacemos para ayudar”, ha declarado.

PROBLEMAS LEGALES

Según ha avanzado El Periódico en un reportaje sobre el caso, el argumento del Gobierno de Ada Colau para prohibir los pisos colmena se apoya en la normativa de las Naciones Unidas, que especifican un mínimo de 40 metros cuadrados de superficie por vivienda, y en las ordenanzas metropolitanas, que son estrictas. Aunque no siempre se cumplen: basta con mirar las inmundicias que se alquilan en la ciudad.

A nivel autonómico, el decreto 141/2012 de la Generalitat fija un máximo de tres personas por habitación de unos 12 metros cuadrados. Según la empresa –que no ha querido detallar de cuántos metros es el local, ni qué capacidad tiene– cumplen con la ley y batallarán “al máximo” para seguir adelante.

NO ES APTO PARA CUALQUIERA

Los impulsores no esperaban este auge en tan pocos días. La historia empezó hace unos días cuando empapelaron la ciudad con anuncios de ensueño para cualquiera que viva en la era de la precariedad. Pisos bien de precio, ¡qué utopía! En el papel especificaban algunos requisitos. El primero de ellos: el inquilino deben ser respetuoso, mayor de 25 años y como máximo tener 45. Asimismo, tampoco puede tener antecedentes penales y su nómina tiene que ser mínimo de 450 euros mensuales.

En Barcelona, hasta ahora, lo más parecido que habíamos visto a las cápsulas para dormir se encuentran en el Dream Cube Hostel, donde alquilas la cama para pasar la noche, o en el Nappuccino, donde tomas un café y echas una siesta. No obstante, es la primera vez que un concepto tan rompedor –y escalofriante– aterriza a la ciudad. Pagar precios desorbitados por vivir en cajas. La gran pregunta es: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar?