La multinacional Lacoste cerrará en breve la única outlet que tiene en Cataluña, ubicada en la calle Balmes de Barcelona, su almacén en Barberà del Vallès y reducirá un 40% el personal de las oficinas centrales en España, ubicadas en Badalona. La situación es delicada y este jueves, empresa y trabajadores mantendrán otra reunión negociadora. Si no hay acercamiento de posiciones, los empleados iniciarán movilizaciones en Barcelona desde este viernes. De momento, ya han convocado concentraciones este viernes y este sábado por la tarde ante las tiendas de la textil en el Paseo de Gracia.
La marca Lacoste siempre había sido comercializada y distribuida por la catalana Basi desde 1962. En enero de este año, la matriz francesa se hizo con todo el capital de Basi y en el mes de mayo, cambió el nombre de esta compañía por la de Lacoste Ibérica SAU, manteniendo a los 436 trabajadores, de ellos 225 en la provincia de Barcelona.
“Entendemos que no hay motivo para un expediente de regulación de empleo tan brutal como el que quieren acometer porque hay un colchón económico dejado por la familia Basi”, afirma a Metrópoli Abierta María Jiménez, representante de la CGT en el comité de empresa y en las negociaciones.
La última oferta presentada por la empresa este martes prevé el despido de 96 personas, un 44,4% de la plantilla de la provincia de Barcelona. La medida supondría el cierre de la oulet de la calle Balmes, donde trabajan 7 empleados, el cierre del almacén de Barberà, que emplea a 58 personas, y el despido de 35 de los 87 empleados de las oficinas centrales de Badalona.
LOS MOTIVOS DEL ERE
La empresa alega motivos económicos, técnicos, organizativos, productivos y tecnológicos para justificar el ERE, auque los sindicatos se muestran remisos a aceptar estas explicaciones. La oferta de la empresa se concentra en presentar un plan de rentas para los mayores de 55 años que les garantiza el 70% del salario neto y la jubilación a los 61 años. La compañía tiene la particularidad de que el 59% de los trabajadores superan los 50 años de edad y la media de antigüedad en la empresa es de 30 años. Le elevada edad de los despedidos es uno de los caballos de batalla de los sindicatos, puesto que su reinserción en el mercado laboral es más difícil.
Las cargas salariales, pues, son importantes. Con la aplicación del expediente, Lacoste quedaría liberada de unos costes salariales que considera que lastran sus cuentas, hasta el punto de que en el 2016 declaró unas pérdidas de casi 3,5 millones y, en el 2017, de más de 7,5 millones de euros. El ebitda (beneficio bruto de explotación antes de intereses, impuestos y amortizaciones) de 2016 fue negativo en 2 millones de euros y el del año pasado llegó a casi 6,3 millones de euros negativos. El activo en ese bienio descendió de 66 a 56,5 millones, mientras que el patrimonio neto pasó de 42,8 a 33,5 millones.
Con esos números encima de la mesa, la compañía ha ido a por todas. “Es cierto que en los últimos tres años, la filial española ha acumulado pérdidas. Pero la multinacional tiene beneficios. Además, no se amortizan los puestos de trabajo, porque la distribución se va a tener que seguir haciendo y la comercialización, otro tanto. Por tanto, no se trata de amortizaciones, sino de una deslocalización pura y dura”, advierte María Jiménez.
EL COLCHÓN ECONÓMICO
Un comunicado de la CGT detalla que “el colchón económico dejado por los antiguos propietarios permitiría cubrir importantes inversiones y, por tanto, competir con las altas exigencias que el mercado actual demanda, por lo que las causas económicas, técnicas y tecnológicas quedan injustificadas”.
También denuncia la central sindical que Lacoste contrató a 19 personas “sin haber hecho un estudio interno de las cualificaciones de la plantilla actual ni un plan de formación acorde con las necesidades de los puestos necesarios. Con ello, demuestran que su intención es cambiar plantilla de muchos años por nueva y eliminando así, de forma rápida y barata, el coste de una plantilla con mucha antigüedad”.
En el 2013, la empresa ya aplicó un expediente de regulación de empleo que afectó a un centenar de trabajadores. En ese momento, la firma Basi tenía la exclusiva de la comercialización y la distribución de la marca Lacoste en España. Ese año, la multinacional recuperó la comercialización de sus productos y dejó a la catalana la exclusiva de la distribución. Poco después, comenzó una negociación para comprar la compañía española, que culminó en enero de 2018, cuando Lacoste se hizo con el 100% del capital de Basi. En mayo pasado, se materializó el cambio de nombre y pasó a denominarse Lacoste Ibérica.