Las cadenas de supermercados como El Corte Inglés, Mercadona y Alcampo apuestan por desbancar a los restaurantes. Comer un menú completo por cuatro euros, desayunar por menos de dos y tomar un café a 50 céntimos ya es una realidad en muchos espacios de Barcelona.
Desde grandes superficies como Ikea y Carrefour hasta pequeños comercios como Casa Ametller y Bon Preu, cada vez más este tipo de establecimientos luchan para apoderarse de los clientes de los restaurantes.
MERCAURANTES
Se les llama mercaurantes, un mote inventado para mostrar que las compañías han conseguido cerrar el círculo alimentario sin salir de sus locales.
El gigante sueco de muebles Ikea lleva muchos años vendiendo productos combinando la demanda de mesitas de noche con las albóndigas y el salmón. La novedad llega ahora, cuando otras empresas del sector han decidido apostar por ello y robar consumidores a los bufetes.
LA TENDENCIA IRÁ AL ALZA
El 55% de los consumidores asegura tener menos tiempo y valoran la rapidez y la conveniencia para buscar alternativas a sus comidas, según Nielsen. La consultora de análisis de datos ha señalado que seis comidas al mes dentro del hogar ya no se cocinan, sino que provienen de restaurantes –tanto de Delivery o Glovo como de comida preparada que vende la distribución–.
Todo apunta a que la tendencia irá al alza. La cesta de la compra de los clientes españoles creció a 89.000 millones el año pasado, un 2,4% más, mientras que la venta de comida preparada se disparó el doble, un 5,7%, hasta superar los 3.000 millones, según la empresa de medición.
Mercadona, al igual que Alcampo, El Corte Inglés y Bon Preu están encantados con los nuevos mercaurantes porque, evidentemente, todo lo que se cocina allí son alimentos que pueden adquirir en el interior del supermercado por separado.
“IGUALDAD DE CONDICIONES”
Las grandes superficies están consiguiendo difuminar cada vez más la línea que siempre había existido entre dos mundos diferenciados, la compra y el consumo de alimentos. Según Roger Pallarols, director del Gremi de Restauració de Barcelona, “la evolución hacia los mercaurantes no es negativa. La mezcla comercial y de servicios se enriquece mutuamente y los clientes tienen más opciones donde elegir”.
Pallarols añade que “si esta competencia se produce en igualdad de condiciones, los restauradores la asumimos con naturalidad, aunque a estas alturas los mercaurantes en sentido estricto siguen siendo un fenómeno más bien residual”.