El coronavirus está surtiendo efectos muy dañinos sobre múltiples sectores. La declaración del estado de alarma, los cierres forzosos y la estampida de los turistas han provocado una fortísima caída de las ventas y unas pérdidas cuantiosas.
Pero también hay renglones de actividad que parecen impermeables al acoso del virus. Es el caso del gigante catalán Holding Farinera Vilafranquina, que lidera desde tiempo inmemorial el negocio de la producción de harina y otros derivados de la molinería.
CONFINAMIENTO SIN ERES
La dirección de la casa afirma que, mientras el virus siga campando a sus anchas, no es posible realizar una estimación de los daños. Pero lo cierto es que al día de hoy los centros de producción del grupo siguen funcionando.
Durante el confinamiento de marzo-junio, Vilafranquina mantuvo sus fábricas abiertas y no hubo de presentar ningún expediente de regulación. Y sus gestores afirman en la memoria anual: “No prevemos que el Covid vaya a repercutir significativamente en nuestras previsiones de 2020”.
ACTIVOS INDUSTRIALES
Farinera Vilafranquina tiene plantas harineras y de sémola en Vilafranca del Penedès, Santa Margarida i els Monjos y Bellpuig, las tres en Cataluña. Asimismo está presente en Arévalo (Ávila), Biurrun (Navarra), Cádiz y Nogales de Pisuerga (Palencia).
El valor de coste de semejante conjunto industrial se cifra en 340 millones. Entre todos los centros fabriles suman una plantilla de casi 600 personas.
RESULTADOS
Las instalaciones del consorcio elaboraron el año pasado 1,38 millones de toneladas. Ello se tradujo en una facturación consolidada de 417 millones, con alza de un 8% sobre los 385 millones anteriores. Del giro total, 67 millones corresponden a las exportaciones.
La cuenta de resultados culmina con un beneficio neto de 6,5 millones, casi dos millones más que en el periodo precedente, previa aplicación de 12 millones a los fondos de amortización. El superávit se aplica por completo a reservas. Así, el patrimonio o fondos propios se sitúa en 148 millones.
PROPIETARIOS
Holding Farinera Vilafranquina está formado por media docena de compañías. La más antigua es Harinera Vilafranquina. Además incluye el fabricante de pasta Oromas, que sirve marcas blancas a grandes cadenas de distribución. Esta última cuenta con una subsidiaria en Francia.
El conglomerado entero solo tiene tres accionistas. Se trata de las sociedades Solá Vilanova, Sil.labé y Masía Borrás, titulares del 50%, 25% y 25% del capital respectivamente. La entidad de control Solá Vilanova tiene su sede social en el barcelonés paseo de Gràcia 90.
Las tres forman parte del consejo de administración. Están representadas por José María Solá Vall, Joan Montserrat Vall y Javier Alfonso Manzano Pérez.