Atrápalo es una compañía de venta de viajes y planes de ocio online. Nacida en Barcelona de la mano de cuatro socios, la empresa echó a andar con el objetivo de dedicarse a la gestión de las entradas de butacas sobrantes, a un precio mucho más barato. Tras dos décadas de historia, múltiples crisis y la revolución de internet, el negocio catalán ha vivido la mayor debacle de su historia por la reclusión, el cierre del ocio y la cancelación de vuelos.
La empresa con sede en la calle Aribau de la Ciudad Condal ha visto como la facturación se desplomaba hasta los 23,8 millones de euros, un 81,6% menos que en 2019 cuando anotó unas ventas de 130 millones.
NÚMEROS ROJOS
El portal de ocio y viajes nacido en la década de los 2000 ha registrado unos números rojos antes de impuestos de 3,7 millones de euros, frente a los 280.000 euros que presentó en 2019.
A consecuencia, la empresa fundada por Manuel Roca, Nacho Sala, Nacho Giral y Marek Fodor se ha visto obligada a sacar la tijera y a reducir plantilla. De los 445 trabajadores que tenía en 2019 la plantilla ha menguado hasta los 358 empleados. En esta línea, los gastos de personal han pasado de 12 millones a 6,7 millones.
ATRÁPALO SE QUEDA SIN FONDOS PROPIOS
Por si fuera poco, los fondos propios de la compañía también se han visto afectados como consecuencia de las pérdidas contabilizadas. Si bien en 2019 Atápalo contaba con un patrimonio neto de 1,8 millones, en 2020 el impacto del déficit ha convertido en cenizas todos los recursos propios y los sitúa en 2,4 millones negativos. Esta situación requerirá, tarde o temprano, aportaciones económicas adicionales de los socios para apuntalar el balance.
En el momento del inicio del estado de alarma Atrápalo no disponía de deudas por préstamos con entidades financieras y fue tras el estallido de la pandemia que obtuvo financiación por un importe de 7,4 millones de euros.
EXPANSIÓN
El auditor KPMG, encargado de revisar el balance, ha señalado que “el grupo se enfrenta a los riesgos e incertidumbres propios del sector en el que se mueve, teniendo en cuenta su actividad y la fuerte competencia propia de su ámbito de actuación. Además de las incertidumbres propias del proceso de expansión internacional que está llevando a cabo”. Y es que Atrápalo está presente en Argentina, Colombia, Chile, Perú, México, Panamá, Guatemala y Costa Rica, además de España.
La filial más antigua del grupo es Santiago de Chile y el impacto de la crisis ha generado unos resultados negativos que ha obligado a la compañía a obtener financiación a través de los programas de ayudas del estado para garantizar su solvencia. Algo parecido ha pasado en Colombia y Argentina. En Buenos Aires el negocio barcelonés se encontró con un problema añadido, la situación política y económica del país. Cuando parecía que esa filial levantaba cabeza estalló el covid, así que en mayo de 2020 los socios decidieron vender la sociedad a un tercero. Un año antes, durante el ejercicio 2019, la filial de Atrápalo en México fue liquidada, cesando sus operaciones en el país.