Estaban, pero desaparecieron. Vuelven ahora. Presentes en todos los portales: alquileres temporales, viviendas para 32 días y hasta once meses, con precios orientados para una población flotante con capacidad adquisitiva. Son miles de pisos en Barcelona que han regresado y están presentes ahora en los distintos portales digitales tras el rechazo en la comisión permanente del Parlament del decreto que había impulsado el Govern de Esquerra Republicana para regularlos, con capacidad sancionadora. El PSC y JxCat votaron en contra, --el 24 de mayo-- al considerar que no era la mejor fórmula para que nuevas viviendas entren en el mercado.
Y lo cierto es que esos inmuebles habían desaparecido. Se esfumaron en el momento en el que se esperaba ese decreto, impulsado por el Govern del presidente Aragonès. Los pisos que se pueden encontrar ahora esquivan el control de precios para los contratos de larga duración, una medida que sí aprobó el Parlament el pasado mes de marzo, porque la mayoría se definen claramente como viviendas para “alquiler temporal”.
Al no aprobarse el decreto de ERC, --se verá ahora cómo se recupera o queda en la papelera de forma definitiva cuando se conozca el nuevo gobierno de la Generalitat—esas viviendas se promocionan con toda transparencia. Se trata de pisos de más de 2.000 euros, muchos bordean o superan los 3.000 euros. “Ya estaban, no desaparecieron, pero ahora los portales los colocan de nuevo. Se jugaban fuertes multas, porque ese decreto tenía capacidad sancionadora”, señala Eduardo Navarrete, de la consultora boutique inmobiliaria Konta Partners.
Navarrete incide en el problema de fondo: “Hace falta vivienda, pero no se puede cargar contra la vivienda de alquiler temporal, que es muy necesaria, y que ayuda a que Barcelona tenga capacidad competitiva”. Este consultor se refiere a la necesidad de contar con una población que llega a Barcelona para trabajos concretos, desde médicos a directivos, o nómadas digitales. “¿De verdad la ciudad puede prescindir de esa oferta temporal?”, se pregunta Navarrete.
Ley del Gobierno central
Los alquileres no rotan en Barcelona. Porque los que se desean o se pueden incorporar al mercado, se sitúan en ese sector de alquiler temporal, una forma para eludir los controles de precios que ha dictado la Generalitat en las zonas tensionadas –Barcelona, y buena parte del área metropolitana--. Los inquilinos, a su vez, que tienen contratos no buscan otros inmuebles, ante la volatilidad de los precios. En portales como Idealista, Habitaclia o Fotocasa, los anuncios proliferan: “alquiler temporal, máximo once meses”.
El sector espera una ley del Estado que pueda regular el alquiler temporal con mayor flexibilidad. Navarrete cree que lo primordial es el “diálogo” con todo los operadores, siempre desde la premisa de que “las grandes ciudades necesitan esa oferta para ser competitivas, para los trabajos que se requieren”. Sin embargo, la imagen que se ofrece es la de todo un bloque de la economía, el inmobiliario, que está en contra de los intentos del sector público por aflorar más vivienda al mercado. “Que se necesita más es una evidencia, y que debe haber colaboración público-privada para ello. Nadie lo pone en duda, pero, ¿se debe hacer limitando el alquiler temporal?”. La reflexión de Navarrete queda en el aire, a la espera de que el Gobierno central acabe fijando unas nuevas reglas.
En los portales aparecen, en el caso de Barcelona, algo más de 9.000 pisos de alquiler, aunque un porcentaje alto, en el centro de la ciudad más del 50%, se declaran como alquiler temporal. El sector entiende que existe una distancia enorme entre la realidad y lo que “imaginan” que pasa por parte de los dirigentes políticos. Y el decreto para regular la temporalidad, pensado para alquileres por vacaciones o por ocio, no casa con lo que reclama una capital global como Barcelona.