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La crisis de vivienda y los altos precios de Barcelona han convertido el residir en la ciudad en una auténtica odisea. Muchos jóvenes han tenido que buscar piso fuera de su ciudad natal, expulsados por la imposibilidad de hacer frente al alquiler y ni siquiera con la posibilidad de comprar en la cabeza.

Ante esta realidad, el gobierno municipal ha impulsado un paquete de medidas a corto y largo plazo para solucionar la emergencia habitacional.

“Nuestro reto principal es que la gente se quede en la ciudad y, en estos momentos, hay toda una generación Z que tiene dificultad por la desequilibrada relación entre salario y renta” afirmó el teniente de alcalde de economía del consistorio, Jordi Valls, en las jornadas del Barcelona Desperta.

Regulación urbanística “obsoleta”

Según Valls, la razón de que otras ciudades europeas hayan invertido más en vivienda pública es porque “han sufrido dos guerras”, lo que les llevó a una “reconstrucción” obligada.

El teniente de alcalde Jordi Valls; el director de Crónica Global, Ignasi Jorro; la diputada presidenta del área de Urbanismo y Vivienda de la Diputación Gemma Badia, asimismo alcaldesa de Gavà; y el secretario de Territorio Víctor Puga. Gala Espín Crónica Global CASA SEAT, Barcelona

Además, el teniente argumentó que la crisis financiera e inmobiliaria del 2008 trajo una nueva regulación que afecta al sector público, a los bancos y comportó un endurecimiento en las leyes en materia urbanística. “Es momento de cambiarla", aseveró.

15% de vivienda protegida en 2040

Desde 2023, el consistorio barcelonés ha impulsado una serie de acuerdos con Entidades Sin Ánimo de Lucro (ESAL), el Institut Català del Sol (Incasòl) y con el sector privado —a través de la cesión del derecho de superficie— para construir más vivienda de protección oficial. El objetivo es pasar del 1,4% al 15% para el año 2040.

Para ello, el teniente defendió que Barcelona explore otros instrumentos de colaboración público-privada que han funcionado en el Área Metropolitana (AMB) como Habitatge Metròpolis.

Poner límites al liberalismo

En cuanto a las políticas de vivienda a corto plazo, el teniente de alcalde recordó que Barcelona tomó la decisión de no renovar las 10.000 licencias de pisos turísticos que hay en la ciudad con la esperanza de que a partir de 2028 volvieran al mercado residencial.

Además, la capital catalana se acogió al control de rentas que establece la Ley de Vivienda.

Vistas de Barcelona

Ambas son medidas que generaron mucha polémica y que todavía a día de hoy reciben críticas del sector privado. Aun así, Valls defendió la posición del Ayuntamiento y aseguró que el liberalismo “puede tener ciertos límites”.

Ejemplo de ello es un fenómeno que ha visto la ciudad recientemente: las entidades financieras han empezado a vender su cartera inmobiliaria a fondos americanos para sacarle más rentabilidad. “No podemos aceptarlo alegremente”, rechazó.

“Hay que buscar equilibrios cuando hablamos de vivienda, si no, tenemos toda una generación Z que no tiene acceso a la vivienda, ¿qué hemos de hacer?”, argumentó.

Construir en vertical, ¿una solución?

Durante el Barcelona Desperta intervinieron otros ayuntamientos metropolitanos, entre ellos, el de Cornellà de Llobregat. Antonio Balmón, su alcalde y también presidente del AMB, insistió en que hay que dejar de pensar en crecer “en horizontal” y apostar por la construcción en vertical.

Sin embargo, la densificación de los edificios comportaría un cambio en las reglas, tal y como defendió Valls, al menos, en la capital catalana. El Plan General Metropolitano, elaborado a partir del proyecto del Eixample de Alfons Cerdà, establece que la altura y número máximo de plantas viene determinada por el ancho de la calle.

Imagen de las características manzanas del distrito del Eixample AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Por eso, los inmuebles de la avenida Diagonal son más altos o la calle Balmes, Muntaner o Consell de Cent en el caso del centro.

“Barcelona ya está muy densificada”

El jurista y presidente de la Asociación Española de Derecho Urbanístico (AEDUR), Joan Manuel Trayter, no obstante, ha advertido que se debe ir “con cuidado” a la hora de modificar unas reglas “que han funcionado toda la vida”. “Barcelona ya está muy densificada”, ha zanjado.

Trayter ha explicado que las posiciones favorables a construir edificios más altos argumentan que en ciertos barrios se gastaría menos en tuberías de agua, recogida de residuos y limpieza, porque “lo que se hacía de manera extensiva, se comprime y se hace para arriba”.

Rehabilitación

Aun así, es una medida que el experto ha descartado, en parte, porque a Barcelona no le queda mucho suelo edificable en el que poder aplicar esta estrategia de construcción.

Como la capital catalana ya está toda lista, la opción más eficiente es la de rehabilitar. Cabe recordar, pese a todo, que las grandes rehabilitaciones están sometidas a la norma del 30% de reserva de vivienda protegida.

Desde 2018, no se ha llevado a cabo ninguna gran rehabilitación en la ciudad e incluso hay casos de propietarios que han parado sus proyectos porque estaban obligados a cumplir con la reserva.

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