La avenida Gaudí es, sin duda, uno de los paseos más emblemáticos de Barcelona. Situada entre dos obras de arte arquitectónicas, el antiguo Hospital de Sant Pau y la Sagrada Família, recorrerla supone sumergirse entre algunas de las obras más espléndidas del modernismo. Se tome en la sentido que se tome, el final del camino siempre es espectacular.

Una de sus características es su diseño diagonal respecto a las vías que la cruzan. Es, junto a la Diagonal, una de las vías más conocidas que rompe los cuadrados que forman las islas de manzanas del Eixample, aunque las direcciones de ambas son opuestas: la avenida Gaudí va de norte a sur y la Diagonal, de este a oeste.

La idea original de la avenida fue, en 1907, del francés Léon Jaussely, aunque el diseño final fue obra de Romeu-Porcel, que en 1917 realizaron un nuevo plan urbanístico para la ciudad. La obra no se concluyó hasta 1927 y, aunque en un principio iba a denominarse Diagonal de San Pablo, al final acabó siendo General Primo de Rivera. El nombre de avenida Gaudí se le dio en la Segunda República. Y aunque el franquismo recuperó el nombre de Primo de Rivera, en 1962 recuperó el de Gaudí, con el que era conocida por la mayoría de los ciudadanos.

La avenida fue una importante vía circulatorio para coches y tranvías y no fue hasta la década de los 80 del siglo pasado cuando el Ayuntamiento decidió convertirla en Rambla. Es, desde entonces, una excelente manera de conocer dos de los monumentos modernistas más importantes de la ciudad.

FAROLAS RECUPERADAS

Una de las partes más destacadas de la avenida son las seis monumentales farolas de hierro forjado. En principio, diseñadas por Pere Falques, fueron destinadas a la plaza del Cinc d'Oros, donde estuvieron instaladas hasta el año 1957, cuando fueron retiradas ante el incremento del tráfico rodado. Quedaron depositadas en un almacen municipal y casi olvidadas. No fue hasta 1985, cuando se remodeló la avenida Gaudí, que salieron de su olvido y fueron instaladas en la avenida.

Junto a ellas se añadieron en la misma vía una marquesina de vigas de iroko procedentes de Camerún y Angola, una fuente, situada en el principio de la parte del Hospital de San Pablo, y una escultura llamada El bon temps perseguint la tempesta, obra de Apel·les Fenosa.

Actualmente, la avenida ejerce su función de atractivo turístico y las terrazas de bares y restaurantes pueblan el centro de la rambla. Los miles de turistas que visitan la Sagrada Família encuentran un merecido y tranquilo descanso en medio de la sombra de los tilos y los plátanos mientras observan, por encima de los árboles, las torres de la obra magna de Gaudí o la fachada de la obra de Lluís Domènech i Montaner. Un recorrido imprescindible.

Noticias relacionadas