En diciembre de 2017, la calle de la Marina, a su paso por la basílica de la Sagrada Família, fue cerrada al tráfico por razones de seguridad. Hacía cuatro meses que Barcelona vivió el atentado yihadista de la Rambla y la Junta de Seguridad Local decidió blindar la joya de Gaudí ante la llegada de las fiestas navideñas. Junto al cierre viario de Marina, las administraciones cortaron la circulación también en las calles de Provença y Sardenya, que fue el primer tramo que se peatonalizó.
Dos años y casi dos meses después, la calle de la Marina sigue cortada desde Valencia hasta Provença, dos travesías en total. La peatonalización de la vía ha dejado allí abandonadas y en desuso dos paradas de bus de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) sin que el Ayuntamiento de Barcelona, responsable de la instalaciones, haya retirado las dos marquesinas ni las plataformas situadas junto a las paradas, que permiten a las personas con discapacidad subir o bajar del vehículo con su silla de ruedas.
DESDE EL 11 DE DICIEMBRE DE 2017
Una de las paradas se encuentra en el lado Besòs de la calle de la Marina por encima de València. La estructura ocupa media acera y la presencia dificulta el paso de los peatones en una zona que la mayoría de días está invadida de turistas. La segunda instalación se encuentra en el mismo lado algo por encima de Provença. En esta parte de la calle de la Marina, el tráfico sigue abierto para los vehículos que se incorporan desde Provença. En ambas marquesinas se puede leer "parada anulada". En la que está más cerca de Provença un cartel recuerda que el cierre se produjo el 11 de diciembre de 2017.
Joan Itxaso, de la asociación de vecinos de la Sagrada Família, dice que las paradas, probablemente, no se han retirado porque el cierre de la calle al tráfico tenía que ser provisional. Asegura que, en distintas ocasiones, han trasladado esta cuestión al Ayuntamiento sin que por el momento haya respondido. "Hay mucho hermetismo con los temas de movilidad y seguridad", dice el dirigente vecinal. También los agentes cívicos que patrullan por el barrio aseguran que el cierre de la calle es "provisional", aunque de ello hace ya más de dos años. Desde el Ayuntamiento se niega que se dijera que la clausura fuera temporal.
LA RETIRADA, EL AYUNTAMIENTO
Fuentes de TMB comentan a Metrópoli Abierta que la retirada de las marquesinas corresponde al consistorio y no a la empresa de transporte. Al cierre de esta edición, el Ayuntamiento no había contestado si piensa retirar las dos marquesinas o si la calle se reabrirá. Tampoco el sindicato CGT de bus de TMB dice tener constancia de qué pasará con la vía. La calle de Sardenya, en sentido descendente, ya permite el tráfico rodado, aunque durante meses también estuvo cerrada a la circulación y blindada con macetas antiterroristas a la altura del templo.
Cuando la calle se cerró al tráfico, hace más de dos años, la Plataforma pel Transport Públic (PTP) criticó que se impidiera el paso a los buses de TMB. El presidente de la PTP, Ricard Riol, argumentó que había sistemas para permitir el paso del transporte público. Una de las líneas perjudicadas es la V-21, que a su paso por la Sagrada Família sube ahora por la calle de Padilla y tiene en Indústria la siguiente parada de Marina. Con el traslado de las paradas a Padilla, algunos de los usuarios más perjudicados son los que quieran continuar el viaje en metro desde la estación de Sagrada Família.