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El Mercat de Sant Antoni, uno de los más emblemáticos y antiguos de Barcelona, se convierte cada domingo en un auténtico punto de peregrinaje para coleccionistas. A lo largo de su perímetro exterior, decenas de puestos al aire libre ofrecen productos únicos que combinan nostalgia, cultura pop y curiosidades muy difíciles de encontrar.

Cómics, cromos antiguos, libros descatalogados, monedas, sellos, postales y videojuegos retro son solo algunos de los tesoros que operan en este mercadillo.

El Dominical: el paraíso del coleccionismo

Tras una profunda reforma que duró cerca de una década y se inauguró de nuevo el año 2018, el Mercat de Sant Antoni se reconfiguró para albergar tres espacios diferenciados: los puestos de alimentación, los Encants y el Dominical.

Es precisamente en esta última zona la que se llena de vida cada fin de semana, de ahí el nombre. Allí, coleccionistas y aficionados se dan cita no solo para comprar, sino también para intercambiar objetos.

La cúpula reformada del Mercat de Sant Antoni / Archivo

Los cromos de fútbol, cómics antiguos, videojuegos de consolas clásicas, libros de segunda mano y ediciones especiales de revistas forman parte de un catálogo tan variado como valioso.  

Un mercado con historia y tradición

Este lugar se convirtió en el primer mercado construido fuera de las murallas de la antigua ciudad y con una superficie de más de 15.000 metros cuadrados es también uno de los mayores mercados cubiertos de Barcelona.

Además, conserva un espacio histórico dedicado a la venta de ropa, mercería, accesorios y artículos textiles en el espacio de los Encants de Sant Antoni.

Esta área surgió a finales del siglo XIX, cuando pequeños comerciantes comenzaron a instalarse en las inmediaciones del mercado aprovechando la afluencia de clientes. Con los años, esta actividad se consolidó hasta convertirse en una parte esencial del conjunto.

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