La necesidad de reciclar de la manera más ecológica posible las miles de toneladas de residuos que anualmente se producen en nuestro país es una de las asignaturas pendientes tanto de las administraciones como de la propia sociedad.
La gestión del reciclaje se ha dejado en manos de empresas privadas que se encargan, en teoría, de recoger, transportar y tratar adecuadamente los residuos reciclables. La empresa que gestiona la mayor parte del sistema de reciclaje es Ecoembes. De ella salen las cifras, que se dan como oficiales, del reciclaje en España.
Sin embargo, las estadísticas que ofrece Ecoembes no siempre coinciden con las que facilitan algunos organismos europeos, como Eurostat. Según Ecoembes, en 2014 la tasa de reciclaje de envases domiciliarios en España fue del 73,6 %.
Además, otros datos de la UE cuestionan seriamente el sistema elegido para gestionar el reciclaje en España. Según sus datos, el porcentaje de reciclaje no llega al 40 % en España, que ocupa el 16º lugar de los países de la Unión en cuanto a reciclaje urbano. Además, se sitúa en el 13º puesto en la referencia de residuos reciclados respecto a los generados, que apenas alcanza el 33 %.
Hay que tener en cuenta que la cifras que ofrece Ecoembes son difícilmente verificables. Se puede saber cuántos envases llegar al mercado (siempre según las cifras que facilitan las propias compañías productoras, muchas de ellas socias de Ecoembes), pero no los que se recogen en los contenedores de reciclaje. Y es en ese juego en el que las cifras de unos y otros no coinciden y en el que, denuncian algunas asociaciones, está el gran negocio.
TOQUE DE ATENCIÓN
Precisamente por las bajas cifras de reciclaje que se dan en España la Unión Europea ha dado un serio toque de atención al gobierno de Mariano Rajoy. En un informe publicado en febrero de este año, la UE advierte de que el sistema que se está utilizando no es el más adecuado. Tras reconocer que la cantidad de residuos que genera anualmente cada familia (435 kilos/habitante/año) es inferior a la media europea (475 kilos/habitante/año), advierte de que “se muestra un ligero aumento en el compostaje y la incineración y una reducción en reciclaje y depósito en vertederos. Según los datos, el 55 % de los residuos municipales se depositan en vertederos (muy superior a a media de la UE del 28 %)". Es decir, que no se reciclan convenientemente.
Los autores del informe aseguran que se deberá realizar un esfuerzo suplementario para cumplir los objetivos marcados por la UE para 2021 y afirman que las causas de esta situación son “la falta de incentivos para la gestión de los residuos, la insuficiente recogida selectiva puerta a puerta, la gestión insuficiente de los bioresiduos”, entre otros”, por lo que se deben “intensificar sus esfuerzos para mejorar el rendimiento de su sistema de gestión de residuos y para cumplir los objetivos, especialmente para reducir los vertidos y aumentar el reciclaje”. Quiere esto decir que se deberán cambiar las politicas de gestión de los residuos urbanos y también las polìticas de control para garantizar que las normativas europeas se cumplen.
¿Esto qué significa? Que la situación del reciclaje en Barcelona y en el conjunto de España está muy lejos de ser tan idílica como pintan algunas campañas publicitarias. Pese al enorme gasto público en políticas de reciclaje, la inversión no tiene el retorno deseado y las cifras que se presentan como oficiales están muy lejos de ser las reales.
MODELO CUESTIONADO
Pero no solo desde la UE cuestionan el modelo implantado en España. Grupos ecologistas, ONG's medioambientales o asociaciones de consumidores denuncian el sistema por ineficaz y por falta de transparencia ya que las empresas que forman Ecoembes acaban siendo 'juez y parte'.
Critican que el modelo sea difícilmente auditable, que las cifras que ofrece la empresa son muy dudosas, que en realidad se recicla un número de envases muy inferior al que ofrecen las estadísticas oficiales y denuncian que el modelo de gestión es poco ecológico y eficiente pero muy lucrativo.
De la misma forma cuestionan que Ecoembes se oponga al Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) pese a que está muy implantado en países como Alemania, Noruega, Finlandia o Suecia, con una tasa de devolución de botellas y latas cercano al 90 %. Este sistema, que implica a productores, comercios, consumidores y administraciones, supone que el usuario paga un recargo por cada envase que compra, porcentaje que le es retornado cuando devuelve el envase al lugar de reciclaje, normalmente una máquina de recogida de envases.
Ecoembes defiende que es dar un paso atrás (de hecho es un sistema que se usaba hace años) ya que considera que obliga a los ciudadanos a habilitar espacios en su casa para almacenar estos envases y, ademas, tendrá que pagar un sobrecoste en dichos productos.
Pese a ello, el Gobierno de la Generalitat ya tiene un informe de julio de este año, encargado por la Agencia de Residuos, sobre la viabilidad de la implantación del sistema SDDR en Catalunya. Otras comunidades autónomas, como Navarra o Valencia, también están estudiando la posibilidad de instaurar este sistema ante la ineficacia evidenciada por el utilizado hasta ahora. De hecho, en Valencia Ecoembes afirma que recicla el 75 % de los residuos, cifra que el propio Gobierno de la Generalitat Valenciana reduce hasta el 25%.