Los polos se derretirán, los lagos se secarán y las ciudades vivirán temporales de infarto. Este es el futuro que muestra The Zone of Hope (TZOH), un proyecto inmersivo de realidad virtual producido por Aigües de Barcelona en colaboración con MEDIAPRO, que presenta el mundo de una forma descarnada. El objetivo de la propuesta que se ha inaugurado este viernes en el Cercle Artístic de Barcelona es concienciar a los visitantes sobre los efectos devastadores del cambio climático.
En la sala, el encargado da indicaciones. En la televisión se proyectan las instrucciones. Qué intriga, parece la entrada de una atracción. "No molestar a los otros, no empujar, no acceder si se tiene claustrofobia". Una vez dentro, otros encargados visten a los cuatro asistentes con una mochila con baterías, y con sensores para las manos y los tobillos. Luego, lo más importante: las gafas y los cascos. De repente, los cuatros visitantes se convierten en cuatro avatares que se ven y se pueden tocar en otra realidad: la virtual.
El hilo argumental de TZOH es la vida de una niña, Violeta, a la que el visitante conoce cuando entra en la experiencia. El público viaja con ella en el tiempo por un mundo azotado por el cambio climático, con paradas en 2038, 2068 y 2093, cuando Violeta tiene 20, 50 y 75 años, respectivamente. En este viaje se vive el deshielo del Ártico, una inundación en Barcelona y la desertificación en el embalse de La Baells, en el Prepirineo.
El recorrido es una experiencia estremecedora no solo visual. El visitante puede tocar las paredes frías en una cueva del Ártico, sentir las altas temperaturas producidas por el exceso de CO2, incluso vivir la experiencia de subir en un ascensor. Todo a través de la realidad virtual.
En un momento puntual, los visitantes llegan al mirador de Las Arenas en la Plaza Espanya de Barcelona en versión distópica. Hace viento y llueve. La ciudad está inundada. Por eso las autoridades desalojan con barcos a personas que se encuentran en los edificios. Violeta, la guía, lo explica: "Hace calor y nunca llueve, pero cuando empieza no para. Barcelona se convierte en Venecia, pero en vez de góndolas tenemos barcos de salvamento". Mientras, en Inglaterra viven el clima mediterráneo.
REACCIONAR Y ACTUAR
Pero no acaba aquí. Después del recorrido, el visitante ve un vídeo que refresca el acuerdo internacional alcanzado en la convención de las Naciones Unidas celebrada en París en diciembre de 2015 para combatir el calentamiento del planeta. Asimismo recuerda que el futuro no solo está en manos de gobiernos, sino que la actuación corresponde también a la industria, las empresas, las autoridades locales y los ciudadanos. El mensaje está claro: hay esperanza.
Antes de salir, el visitante pasa por un muro interactivo que invita a comprometerse con el medio ambiente seleccionando las acciones que uno está dispuesto a asumir para frenar el cambio climático: actividades que se pueden llevar a cabo en el día a día para frenar las consecuencias de este fenómeno. TZOH hará llegar a los visitantes un último mensaje a través del correo electrónico, en el que habrá información extra relacionada con los compromisos que estos han adoptado en la exposición.
TZOH, que estará abierto al público durante un año, “es un proyecto sin precedentes donde confluyen concienciación, compromiso, innovación, y sobre todo, esperanza”, según han comunicado los responsables. Así, Barcelona se suma a la lucha contra el cambio climático con otra actividad más. Ahora, el futuro está en nuestras manos.