La adolescencia es una etapa de cambio en todos los órdenes de la vida: físicos, mentales, emocionales y sociales. Es el momento en el que el niño va a distanciarse del microcosmos de la familia y de la seguridad que ésta le brinda, para abrirse a un mundo de nuevas experiencias y relaciones. Ello implica romper psicológicamente con los padres, y les exige aprender a asumir riesgos y desarrollar un 'kit' básico de recursos para convertirse en adultos eficientes y felices. Se trata, por tanto, de una fase funcional y adaptativa que posibilita el tránsito hacia la construcción de la propia identidad.
En esta etapa, todas esas “piezas” que los adultos dimos a nuestros hijos para educarlos, van a lanzarlas al suelo para ir recogiéndolas de nuevo, una a una, en un proceso de desarrollo personal. Sin embargo, en algún rincón de su ser quedaron nuestros regalos, y poco a poco irán redescubriéndolos desde una mirada nueva.
Es precisamente esta forma perfectamente imperfecta la que necesitan en este momento, y la que les permite explorar y completarse como personas. Inmaduros, inseguros, descontrolados y torpes, pero llenas de energía, actividad y curiosidad. Impulsivos, convulsos, desafiantes, rompedores, a veces maleducados, pero necesitados de unos referentes que estén siempre ahí, padres y madres, recordándoles lo que es importante y lo que no lo es, y actuando como guías en la oscuridad de la tormenta.
Memociono brinda a las familias un espacio de encuentro para padres en el que puedan expresar sus inquietudes, afrontar sus problemas y construir soluciones positivas que generen bienestar. Un espacio pensado para ayudarles a superar sus barreras y limitaciones a la hora de comunicarse y relacionarse con sus hijos adolescentes para disfrutar con ellos de una etapa única en la vida, y poder sacarle los mejores frutos.
PAUTAS PARA ACOMPAÑAR A LOS HIJOS
- Cambiad vuestra mirada hacia ellos. Vuestros hijos no son un “problema”, sino personas llenas de fortalezas y con un extraordinario potencial, que están inmersas en una etapa de cambios y de construcción de la propia identidad.
- Confiad en vuestra capacidad para educarlos, asumiendo vuestra responsabilidad y sin caer en las redes del victimismo. Paciencia y perseverancia. ¡No tirad la toalla!
- Centraros en aquello que queréis hacer para educarles, en lugar de quedaros “enganchados” en sus conductas desafiantes y retadoras.
- Ante su descontrol, mantened una actitud serena y resolutiva. Aprended a gestionar vuestras emociones, especialmente la rabia y la ira. Cuando queráis hablar con ellos, hacedlo con tranquilidad, evitando soltar cualquier barbaridad de la que luego tengáis que arrepentiros
- Ellos necesitan saber que estáis siempre ahí. Aunque no lo parezca, necesitan unos límites claros y precisos que les ayuden a salir del nido. Facilitad su autonomía de una forma progresiva. Poquito a poco… ¡No todo de una vez!
Y recordad, educamos desde la persona que somos, y eso supone un reto constante para nosotros: aprender a ser los mejores padres y madres para nuestros hijos.