Portal de l'Àngel, el centro más comercial
Repleta de tiendas, cada día atrae a miles de personas
12 agosto, 2018 14:17Noticias relacionadas
Muy pocos son los barceloneses que no han pisado la calle del Portal de l'Àngel. Y lo mismo se puede decir los miles de turistas que visitan la ciudad. Su privilegiada situación, justo en el centro neurálgico de Barcelona, el hecho de que sea peatonal y de que esté repleta de comercios de todo tipo, la ha convertido en una de las calles comerciales por excelencia de la ciudad.
Son muchas las marcas que intentan hacerse con un hueco en alguno de los locales que la pueblan. Y es lógico. Miles de personas pasean cada día por ella, entran en las tiendas, miran, compran... Es el negocio.
Pero muy pocas se paran a observar los detalles de una calle que ya estaba ahí en tiempos medievales, aunque en aquella época era una riera extramuros, rodeada de lo que hoy llamaríamos chabolas, por la que bajaba las aguas que iba a desembocar a una zona llamada Cagalell i Merdançar... unos nombres que lo dicen todo.
MITOS Y LEYENDAS
Conforme fue creciendo la población de la ciudad, se empezaron a construir arrabales extramuros. El que se situó donde actualmente se encuentra esta calle se llamó Vilanova dels Arcs. En el siglo XIII se amplió la muralla de la ciudad y aquí se construyó una puerta. Se denominó el portal dels Orbs (de los ciegos), ya que allí se reunían personas ciegas junto a otros lisiados pobres.
Pero no fue hasta el siglo XV que se le dio su nombre actual. Según la leyenda, San Vicente Ferrer visitó Barcelona en 1419 y un ángel se le apareció en ese lugar, asegurándole que estaba allí para velar por la ciudad. Y, según la creencia popular de la época, así fue. Años más tarde, la ciudad sufrió una terrible epidemia de peste y cuando empezó a remitir, el rey Pedro IV atribuyó a aquel ángel el fin de la enfermedad, por lo que se le cambió el nombre por el de Portal de l'Àngel y se colocó una imagen de un ángel custodio en recuerdo del episodio ocurrido con San Vicente Ferrer.
Con el paso del tiempo, se derribaron las murallas (1859) y la imagen se trasladó a la iglesia del Àngel Custodi en Hostafranchs, donde fue destruida durante la Guerra Civil. En la actualidad, una imagen de un ángel se encuentra en una hornacina del edificio del Banco de España.
MIRAR ARRIBA
Pasear por esta calle peatonal y dedicarse a mirar los escaparates tiene un peligro, no fijarse en algunos edificios espléndidos que han sobrevivido al paso de los años y al ansia de la modernización. Un buen ejemplo es el del edifico que en su día albergó al sede de la empresa Catalana de Gas, actualmente ocupada por una multinacional de venta de ropa.
A lo largo de los años, la configuración comercial de la calle ha ido variando. Hubo un cine, el París, grandes almacenes que han dejado paso a otros grandes almacenes; subsiste la histórica mercería Santa Ana; el Orfeó Català tuvo su sede social; hubo academias de bordados, sastrerías, camiserías, ópticas, un Sindicato de Dibujantes Profesionales, etc.
Los cambios en las tiendas son constantes y los viejos comercios han ido sustituyéndose por las nuevas marcas multinacionales, sobre todo de ropa, que han convertido la calle en un gran centro comercial al aire libre.
De lo que es difícil que se olvide algún visitante es del enorme termómetro que se encuentra cerca de la entrada a la calle desde la plaza Catalunya. Conocido como termómetro Cottet, fue mandado construir por los hermanos Cottet, propietarios del edificio y de la óptica Cottet, y se instaló en 1956, siendo entonces el más grande del mundo. Dos toneladas de peso, 22 metros de longitud y un rango de temperaturas desde -5 hasta 35 grados. Sin duda, actualmente es el símbolo de identidad de la calle.
Tampoco es extraño encontrarse a artistas callejeros, sobre todo músicos o bailarines, que ofrecen su arte y 'pasan la gorra'. La mayoría de las veces vale la pena hace un alto, olvidarse de las prisas y detenerse a escucharles mientras el resto del mundo sigue girando. Las tiendas continuarán en el mismo sitio cuando el paseante siga su camino.