El pasado enero, el artista y escritor Alfonso Biescas abandonaba Barcelona tras habitar 55 años en ella “porque ya no estoy bien viviendo aquí”. La frase resumía en siete palabras lo que luego explicaba con mayor detalle.
“Tengo dos razones básicas para decir adiós; una, socio-económica; la otra, socio-política”, explicaba Biescas. “La primera es porque necesito gestionar mi patrimonio. Barcelona se ha convertido en una ciudad carísima, donde se pagan impuestos astronómicos por todo y, sin embargo, donde te cuesta encontrar un buen sueldo en según qué profesiones”, aseguraba. “Aquí interviene la segunda razón, la socio-política, porque se ha creado una línea ideológica separadora entre los que son catalanistas y los que no lo son. Si eres nacionalista, se te abren las puertas; si no lo eres, lo tienes muy difícil”.
Han pasado casi once meses, y Biescas sigue viviendo en Santander, que era su destino previsto al partir de BCN. Hemos vuelto a contactar con él y asegura que no se arrepiente de su decisión de entonces: “Para nada. Santander es una ciudad menos dura que Barcelona, más tranquila y menos estresante. No me ha costado mucho integrarme en ella. Es menos cara, pago menos impuestos y trago menos contaminación... Y, además, aquí puedo desarrollar de nuevo mi trabajo sin estar 'catalogado' por mis ideas”.
Antes de que Biescas decidiese marcharse de aquí, Marco Hulsewe, un holandés afincado en Barcelona desde 1995 y propietario de una empresa financiera, explicaba en un artículo “por qué nos iremos de Cataluña”.
En su escrito, Hulsewe comentaba la preocupación en los ambientes empresariales a causa de la inestabilidad político-económica y anticipaba la huida de miles de empresas, que han trasladado su sede fiscal o social a otros lugares de España. Con el tiempo (apenas un año, ojo), su “si sigue así la situación, nos vamos”, se ha hecho realidad.
LOS DATOS: QUIEREN IRSE MÁS
Según el segundo Barómetro de Barcelona elaborado por Centre d'Estudis Sociològics para Metrópoli Abierta, un 27% de los barceloneses ha abandonado o piensa abandonar Barcelona. Las principales razones son económicas. Aunque no son las únicas, sí aparecen como las principales.
En resumen, Barcelona se ha convertido en una ciudad muy cara, a la altura de las que más en Europa, y eso está expulsando a mucha gente, sobre todo a una generación de jóvenes que no pueden permitirse el lujo de vivir en la ciudad. El incremento de los precios de la vivienda, los impuestos, la carestía de la vida y los trabajos malpagados que no les permiten afrontar dichos gastos son, en definitiva, la causa de buena parte de esos posibles nuevos 'emigrantes' barceloneses.
Según el barómetro, de ese 27% que ya se ha ido o piensa en marcharse, un 35% lo quiere hacer fuera de Barcelona; y, de ese porcentaje, el 26% pretende trasladarse a otro lugar de España (como el caso de Biescas) y casi un 8%, al extranjero.
Uno de los que está dispuesto a hacer las maletas es José C. Se trata de un contrastado profesional especializado en fotografía. En su caso, se mezcla un popurrí de cosas, desde la carestía de la vida o los problemas de financiación, a la pura presión vivencial motivada por las causas políticas independentistas. Todo eso, sumado, ha provocado un efecto inverso a lo que él pretendía: que su mujer y su hijo hayan tenido que volver provisionalmente a Kiev.
“Mi idea era que viviésemos en Barcelona. A mi mujer le encanta, y nuestra voluntad era esa. Pero todo son problemas. Los impuestos, la carestía de la vida, el precio de la vivienda, la dificultad de encontrar trabajo para ella -aunque es licenciada y habla inglés- mis propios problemas laborales, porque pagan una miseria por un buen trabajo profesional... Y para colmo, el tema del procés independentista, que ha hecho de BCN una ciudad confictiva, nos ha dividido como sociedad y nos va a marcar en el futuro”, recuenta José C.
“En fin, que no ha quedado más remedio que ambos se hayan vuelto a Ucrania y que yo acabe planeando cómo reunirme con ellos en Kiev, al menos hasta que encontremos un destino para los tres en España", argüye. "Mi idea es instalarnos en una ciudad más pequeña, sin los inconvenientes que tiene ahora Barcelona, y donde podamos tener más oportunidades para vivir en familia. Pero me sabe muy mal, porque tengo a mi madre y a mi hermana aquí y, a pesar de todo, Barcelona es la ciudad donde nací y a la que quiero. Ojalá que algún día todo cambie...”.