Los colectivos antidesahucio barceloneses han puesto en la diana a la multinacional Blackstone, con sede en Park Avenue de Nueva York. ¿El motivo? La acumulación de activos inmobiliarios especulativos por un monto que, aseguran, se aproxima al 10% del PIB del Estado español. Blackstone se convierte así en la principal inmobiliaria que opera en el mercado barcelonés y en el fondo buitre a derribar por parte de colectivos antidesahucio y entidades vecinales de Barcelona. Las organizaciones que se han puesto en pie de guerra y llevan el peso de la campaña contra la multinacional son el Sindicat de Lloguers, el Sindicat de Barris, el Sindicat d’Habitatge, el Grup Habitatge de Sants, la Oficina d’Habitatge Popular de Gràcia y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH),
Según el Sindicat de Barri, una de las plataformas más activas de la ciudad, la multinacional ha invertido 6.400 millones de euros en Cataluña comprando hipotecas de Caixa de Catalunya, pero también se hizo con activos de BBVA, Banco Popular, Santander o Sareb hasta acumular activos que representan el aludido 10% del PIB del Estado español.
Para la PAH, esta compañía, “el mayor fondo buitre del mundo”, aterrizó en España de la mano de Ana Botella, cuando la entonces alcaldesa de Madrid le vendió, en el 2013, un total de 1.860 viviendas protegidas por valor de 128,5 millones de euros. Un año más tarde, compró 40.000 hipotecas por 4.000 millones de euros de la órbita de Caixa Catalunya. “Desde entonces, ha creado decenas de Socimis, empresas que gracias al Partido Popular y su creación de un régimen fiscal privilegiado, están libres de pagar impuestos de sociedades”.
DENUNCIA EN LOS TRIBUNALES
El pasado mes de diciembre, la PAH presentó una denuncia en los tribunales contra este fondo buitre, al que acusan de oligopolio: la acusan de crear una burbuja de alza de precios de alquileres. En junio del pasado año, la PAH entregó en la comisión de investigación de la crisis financiera del Congreso un informe “para visibilizar su recorrido en nuestro país y su mala praxis”.
Las plataformas cívicas y vecinales vuelven ahora a la carga y preparan una campaña en contra del fondo buitre, al que acusan de especulador y de comprar edificios en Barcelona para luego echar a los inquilinos y subir los alquileres. El punto álgido de la campaña es una concentración prevista para este miércoles, 13 de febrero, ante la sede de la compañía. “Distintos movimientos sociales de Barcelona en pie de guerra lanzando esta campaña, que culminará el 13 de febrero en las entrañas del búnker de Blackstone”, avisaban este fin de semana desde la PAH. Los colectivos vecinales alertaban también de que hay un desahucio previsto para el próximo 26 de febrero. “Blackstone nos pone el cuchillo en el cuello con un desahucio el día 26. Pero nosotros le pondremos la katana en la sien”, sentencian.
IMPERIO DEL FONDO BUITRE
Según un comunicado del Sindicat de Barris, “mediante un entramado de empresas, Blackstone administra pisos, muchos de ellos comprados en medio de procesos de ejecución hipotecaria, negándose a ofrecer soluciones a las viviendas en vulnerabilidad. A través de la extorsión y la amenaza, aparecen en la puerta de casa presionando a sus habitantes para que la abandonen”. El imperio del fondo buitre se basa en una “espesa red de sociedades interpuestas en paraísos fiscales” que utiliza también “agencias inmobiliarias, bufetes de abogados, gestorías y otras empresas”.
Las entidades vecinales y cívicas aseguran que Blackstone “se ha hecho el rey de un mercado intervenido y manipulado para que, exento de impuestos, pueda exprimir hasta el último euro de sus contratos. Un fondo que acumula tanto poder y que se siente tan cómodo en las altas esferas que ha amenazado al gobierno con abandonar el país si llevan adelante la reforma de alquileres que tiene como finalidad proteger a los inquilinos. No necesitamos a Blackstone buitreando en nuestras vidas., les pedimos que toman la amenaza al pie de la letra y abandonen el país”.
LAS CARAS VISIBLES DE LA MULTINACIONAL
Las plataformas cívicas aseguran que el fondo buitre “tiene demasiados intereses especulativos como para cumplir sus coacciones”. Y subrayan que algunas de sus caras visibles “las hemos conocido a través de Anticipa, la filial encargada de gestionar y administrar sus activos. Encabezada por Eduardo Mendiluce e Isidro Carmona, es la que organiza los tentáculos”. La cara visible de Blackstone en España es, no obstante, Claudio Boada, hijo de otro Claudio Boada, que había sido presidente del Instituto Nacional de Hidrocarburos y de Altos Hornos de Vizcaya y más tarde presidente del Banco Hispanoamericano.
Las asociaciones cívicas apuntan también a un bufete de abogados y a una inmobiliaria que les sirve de agencia y que “se define como ética pero pide subidas de alquiler desorbitadas en renovaciones de contrato”. También apuntan a una gestoría barcelonesa “que envía a agentes a las casas para extorsionar a familias”. Y, por último, acusan a los grandes bancos BBVA y Santander de “vender miles de viviendas a los buitres”. El mensaje a la multinacional es claro: “Venimos a desplumaros y hacer de vuestras plumas carroñeras la insignia de nuestra victoria”.