Barcelona esconde grandes misterios bajo sus baldosas. El Servicio de Arqueología del Ayuntamiento de Barcelona ha descubierto –por sorpresa– una línea de Metro inacabada. Ubicada en la calle Nou de la Rambla, se empezó a construir en 1930 con el fin de unir el Liceu con la avenida del Paral·lel, cruzando el Raval.
Según ha explicado el Ayuntamiento de Barcelona este viernes, el hallazgo ha sido posible por unas obras que se están llevando a cabo desde marzo para instalar una red de recogida neumática de basuras en el Raval-sur, en el cruce de las calles del Est con Nou de la Rambla. La mala noticia es que los vestigios de esta línea de Metro no están abiertos al público dada la peligrosidad.
UN PROYECTO (FRUSTRADO) DE FERROCARRIL
Por aquel entonces, las obras del carril se denominaron "Proyecto de Ferrocarril Subterráneo desde la Rambla del Centro a la calle del Marqués del Duero por Conde de Asalto" (1930-1934), y fueron ejecutadas por la concesionaria S.A. Funicular de Montjuich. Sin embargo, el proyecto sufrió ciertas vicisitudes durante los 5 años en que se llevó a cabo antes del inicio de la Guerra Civil y hasta el año 1934. En ese año, se denegó el permiso de obras por varios motivos: las huelgas de trabajadores, contratiempos económicos y dificultades técnicas.
El 1939, cuando terminó la Guerra Civil, la concesionaria quiso retomar las obras pero los permisos fueron denegados otra vez por motivos financieros. De este proyecto solo se pudieron finalizar las cocheras, talleres y la subcentral transformadora localizados en el cruce de las calles Nou de la Rambla con Vila i Vilà, así como parte de la estación de Paral·lel.
CUBIERTA DE AGUA
El año 1931 se decidió ejecutar un pozo de ataque o cámara subterránea para montar el escudo de presión hidráulica (tuneladora) con el que se había de perforar el túnel circular bajo la calle Nou de la Rambla para la línea de metro desde el Pla de la Boqueria hasta Montjuïc.
Este espacio de ataque está totalmente conservado, tiene unas dimensiones de 3,50 metros por 2,50 metros de sección rectangular y una profundidad de 12,50 metros, revestido con encofrados de hormigón con espesores de hasta 0,80 metros. Pero, a día de hoy, gran parte de la cámara se encuentra llena de agua. Este pozo se cubrió en 1933 sin haberse podido finalizar las obras del metro y luego se restableció la circulación viaria en la zona, tras las constantes denuncias y el malestar de los vecinos.