Los trabajadores de Glovo han explotado este domingo contra la compañía que dirige Oscar Pierre. Una concentración en protesta por la muerte de uno de los empleados ha derivado en disturbios y en un intento de asalto a la sede de la empresa en Barcelona, situada en la calle Pallars. 

Los riders --nombre de los ciclistas y motoristas de Glovo-- han reventado los cristales de las puertas con la intención de acceder a su interior, por lo que ha sido necesaria la intervención de los Mossos d'Esquadra. También han tirado huevos contra la fachada y han prendido fuego a sus mochilas, uno de los iconos de la empresa nacida en Barcelona. 

MÁS PROTESTAS

A la protesta, convocada por Riders por Derechos, han asistido más de 100 trabajadores, y ha contado con el apoyo de varias plataformas y sindicatos. A la misma han acudido el colectivo Mensakas; el portavoz de Élite Taxi, Tito Álvarez; miembros del sindicato IAC, y trabajadores de otras empresas de reparto como Deliveroo, Uber Eats, Just Eat y Stuart. 

La manifestación ha sido disuelta a las 18 horas, aunque ya hay convocada otra concentración mañana lunes contra Glovo. 

"SABÍAMOS QUE PASARÍA"

Los concentrados protestan por "la precariedad" de su trabajo, en el que ven su salud mermada, ha explicado a los periodistas el extrabajador de Glovo Javier Morata, que ha relatado que estuvo año y medio trabajando en esta empresa pero que tuvo que dejarlo.

"Sabíamos que un día u otro esto pasaría, con las condiciones laborales en las que trabajamos", según Morata, que ha destacado que muchos trabajadores son extranjeros y no conocen la ciudad ni el idioma pero les resulta fácil trabajar en este tipo de empresas porque solo necesitan tener una bicicleta y darse de alta de autónomos por 50 euros, ha concretado.

"Para ellos eres un número. Este chico que ha muerto hoy ¡qué más les da! si mañana harán una formación y entrarán 20 más como este chico", ha dicho el extrabajador, que ha criticado que no se preocupan por ellos y se desvinculan de su responsabilidad, contratando un seguro mínimo, según él.

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