“No cuentes a nadie que has estado de vacaciones en Barcelona. Barcelona es un tesoro y como todo gran tesoro está mejor escondido. Cuenta las joyas de oro y plata que has encontrado pero no descubras el mapa del tesoro. De lo contrario, nos robarán la ciudad y ésta dejará de ser atractiva para ti y vivible para nosotros”. Así empieza el tríptico que ha empezado a repartir la Federación de Asociaciones de Vecinas y Vecinos de Barcelona (FAVB) a turistas en las puertas de la Sagrada Família.
Tríptico de la FAVB de la campaña por el decrecimiento turístico / MA
Por extraño que parezca, la FAVB ha diseñado estas octavillas para concienciar a los visitantes sobre las consecuencias de la masificación turística en Barcelona. A diferencia de otras campañas contra el turismo, la FAVB no quiere señalar al turista como culpable del fenómeno, sino hacerlo cómplice y pedir su colaboración para reducir el número de visitas anuales a la ciudad. Es lo que se conoce como decrecimiento turístico, una propuesta de los movimientos sociales y vecinales que encaja a la perfección con el movimiento altermundialista.
EL TURISTA: ¿CULPABLE O ALIADO?
En el tríptico, titulado "Barcelona es un tesoro, ¡escóndelo!", se pide a los turistas que no cuenten a nadie que donde han estado de vacaciones, porque "de lo contrario, nos robarán la ciudad y ésta dejará de ser atractiva para ti y vivible para nosotros".
En una rueda de prensa, la presidenta de la FAVB, Ana Menéndez, ha asegurado que se trata de una campaña “llamativa” y “amable con el turista”, aunque no ha tenido reparos en señalarlos como “parte del problema de la masificación turística”, que provoca dificultades de acceso a la vivienda a los vecinos “y la pérdida de comercio de proximidad o de los espacios de referencia de la ciudad". Según ella, la responsabilidad no recae sobre el turista sino sobre el sector, al que señala como el gran culpable de diversas problemáticas de la ciudad.
"Les pedimos que cuando vuelvan a su país no expliquen su experiencia para que la ciudad no muera de éxito, que ya está pasando", ha subrayado Menéndez. La presidenta de la FAVB lo ha llegado a comparar como cuando uno "va a la montaña a cazar setas y no lo explica".
LA REACCIÓN
Pero: ¿Entienden este mensaje los turistas? Tom, un visitante inglés que este lunes había acudido a la Sagrada Família, lee detenidamente el tríptico elaborado por la FAVB. “No entiendo nada. ¿Es en clave de humor?”, pregunta. Su novia, Eva, le quita el panfleto y lo lee atentamente. “Es confuso. Entiendo lo que quieren decir, pero me resulta bastante infantil todo el mensaje. En Londres también hay mucho turismo, la vivienda es cara, mucho más que aquí, y creo que hay incluso menos pequeños comercios en el centro. Pero desde luego la gente no pide que vengan menos turistas, al contrario. Y si los hay, deben de ser una minoría”, apunta.
Anežka, una ciudadana checa, tampoco comprende el mensaje. “Hasta ahora no me he encontrado a nadie en la ciudad que se haya quejado por mi presencia como turista. Realmente es sorprendente que se opongan al turismo, por muchos inconvenientes que pueda acarrear. Por suerte hay libertad de movimiento y esa es una de las grandes riquezas del siglo XXI: que se pueda viajar por todo el mundo sin necesidad de ser rico”.
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS
Sobre el impacto económico que pudiera tener en la ciudad una política desinflancionista sobre el turismo, poco o nada le importa a la federación de vecinos. Así lo ha dejado entrever el representante de la FAVB en el Consejo de Turismo, Pere Mariné, que ha asegurado que “no pasaría nada” si se redujera del 12% al 10% del PIB la aportación del sector turístico a la economía.
También ha abogado por no ampliar el Aeropuerto de El Prat, limitar la llegada de cruceros, o limitar el uso de la T-10 a los ciudadanos barceloneses, "una tarjeta subvencionada", con tal de que los visitantes no se aprovechen de esta ventaja. Asimismo, la campaña de la FAVB propone dejar de promocionar Barcelona como destino en países de gran capacidad turística y muy lejanos como Estados Unidos, Corea del Sur y China, así como limitar las plazas de alojamiento.
La FAVB ha iniciado su peculiar campaña en los accesos a la Sagrada Família, uno de los lugares más concurridos de la ciudad por los extranjeros, aunque lo extenderá a otros puntos emblemáticos de Barcelona como el Mercado de la Boquería, han detallado.
Mientras, los datos sobre la llegada de turistas a Barcelona siguen siendo altos. El pasado 2018, la capital catalana recibió 15,8 millones de turistas, un 4,3% más que el año anterior. En total, desembolsaron un total de 13.420 millones de euros, lo que supone un crecimiento interanual del 6,9%.