Abbud Duhayb, “educador social, catalán de origen magrebí, independentista y vecino del Raval” tiene algo que decir. Así ha empezado el hilo con el que ha sacudido Twitter este sábado narrando su experiencia personal sobre la inseguridad en Barcelona. “Os puedo asegurar que me he criado en Marruecos y tengo terror en mi propia calle”, confiesa en la publicación que ya ha sido compartida miles de veces.
Para respaldar su teoría, se basa en datos del Ministerio de Interior. “Estadísticamente es innegable la degradación de la ciudad en materia de seguridad”, insiste. En los primeros tres meses del año, tal como expone, se produjo un aumento en Barcelona del 28,6 % –con 3.549 robos con violencia–; en Madrid, un 8,2% –con 2.543 delitos de este tipo. “Solo se puede negar con fines políticos o desde la perplejidad de la lejanía”, añade.
UN PROBLEMA "MULTIFACTORIAL"
Según su perspectiva, el problema de la inseguridad es “multifactorial” y en Barcelona “se da la tormenta perfecta”: falta de Mossos d'Esquadra, de políticas sociales, de recursos, sensación de impunidad y llegada de mafias, leyes que no castigan la reincidencia y una nefasta gestión de los menas, enumera.
Sobre este último punto hace un especial hincapié. “En Barcelona nos estamos jugando que, como ha pasado en otras ciudades europeas, se rompa la convivencia”, lamenta. Para que no suceda esto, se necesita “responsabilidad y proactividad política urgente” sobre los casos de menores tutelados. En otras palabras, para él, no puede haber “educadores sociales con sueldos precarios, educadores sin formación, centros de menores mal gestionados, falta de proyecto de integración laboral y un sistema de acogida colapsado”. En esta línea, critica que se utilicen “eufemismos” para hablar de la gravedad del problema y que se den “lecciones desde Cadaqués o Palau de Plegamans”.
Su sinceridad ha sido aplaudida por miles de usuarios en la red que se han sumado a su queja. “Ahora por fin se nos da voz a los vecinos”, agradece uno de ellos. Pero, como suele suceder en las redes sociales, tampoco faltan los comentarios negativos y desagradables, aunque en este caso, son minoría.