VÍDEO: Unos grafiteros asaltan y pintan un metro en la L1 cerrada por obras
Una docena de jóvenes entró en la estación de la Sagrera y provocó daños en los vagones del tren que prueba el tramo renovado este verano
29 agosto, 2019 09:46Noticias relacionadas
Un grupo de grafiteros ha asaltado y pintado un metro en la estación de la Sagrera de L1. Los vagones que pintaron los jóvenes son de un tren que prueba el tramo que ha estado en obras todo el verano entre las paradas del Clot y Fondo y que debe estar operativo el 31 de agosto. Fuentes de TMB informan que el acto vandálico tuvo lugar el 27 de agosto a las 23.23 horas.
En las imágenes a las que ha tenido acceso Metrópoli Abierta se ve a una docena de grafiteros que en apenas 40 segundos pintan el metro ante la mirada estupefacta de algunos trabajadores de TMB o de las obras, que, presuntamente, son quienes habrían grabado las imágenes. Según el jefe de la División de Transporte de los Mossos d'Esquadra, el intendente Joaquim Bayarri, en Barcelona actúan una treintena de grupos de grafiteros.
CARA TAPADA Y GORRA
Los autores del acto vandálico van con la cara tapada y gorra, lo que hace imposible reconocerlos. Al final de la grabación, los vagones se ven buena parte pintados. En el vídeo se ve que en la estación no hay pasaje y en la pantalla se puede leer que la línea está fuera de servicio por obras. Un segundo vídeo muestra cómo los grafiteros son perseguidos por los Mossos y los vigilantes.
Fuentes de TMB consultadas por este medio aseguran que estos grupos actúan con mucha rapidez y, a veces, con extrema violencia. En alguna ocasión han llegado a agredir a usuarios y se han enfrenado con vigilantes de seguridad.
Solo en 2017, en el metro de Barcelona hubo 531 actos vandálicos y se pintaron 1.300 vagones. Según la empresa de transporte, cada año el incivismo de los grafiteros en el metro cuesta 10 millones de euros a los ciudadanos. La limpieza de los convoyes es únicamente la punta del iceberg.
CUESTAN 10 MILLONES CADA AÑO
Los pagos se disparan por los daños causados por los grupos de vándalos -en ocasiones, extranjeros de origen europeo- cuando acceden al metro, tener que repintar los vagones o paredes ensuciadas y la personación de los servicios jurídicos de TMB en distintos procesos. A estos pagos hay que sumar otros gastos, como el que se acarrea de parar el servicio de metro por la presencia de grafiteros en las vías o el daño que supone el uso de productos nocivos para el mediambiente.
Entre 2016 y 2017, los asaltos crecieron un 50% en toda España, hasta los 27.000 actos vandálicos. Los operadores ferroviarios planteron a mediados del año pasado introducir "un nuevo ilícito penal específico para los daños ocasionados en los medios de transporte público, atendiendo a su impacto social, ambiental y económico". Tras la reforma del Código Penal de 2015, este acto incívico se considera una falta administrativa.