El 25 de agosto, un guardia civil fuera de servicio encontró un bomba de la Guerra Civil sumergida, a tres metros de profundidad, en la playa de Sant Sebastià del barrio de la Barceloneta. El litoral fue desalojado durante un día por la Guardia Urbana y el artefacto fue trasladado mar adentro donde fue detonado por artificieros de la armada española. Sin embargo, el proyectil localizado en la capital catalana no es un caso único.
Fuentes de los Mossos d'Esquadra consultadas por Metrópoli Abierta aseguran que entre 2018 y 2019 se han encontrado en todo el territorio catalán 742 bombas, 416 el año pasado y 326 hasta el 29 de agosto. La unidad de los Mossos encargada de intervenir en estos casos son los policías TEDAX, técnicos especialistas en desactivación de artefactos explosivos.
DOS UNIDADES EN BARCELONA
El cuerpo dispone de seis unidades en Cataluña, y dos de ellas tienen su sede en Barcelona ciudad y en el aeropuerto. La unidad barcelonesa, que se puede desplazar a otros puntos de Cataluña, ha retirado 20 proyectiles en 2018 y 23, en 2019.
La policía catalana informa que los proyectiles encontrados no pertenecen todos a la época de la Guerra Civil, aunque mayoritariamente se trata de artefactos antiguos, provenientes de distintos conflictos bélicos, entre ellos granadas, espoletas o bombas de mayor tamaño.
Los Mossos d'Esquadra avisan que, bajo ninguna circunstancia, los ciudadanos deben tocar un proyectil y se deben limitar a llamar al teléfono de emergencias 112. "Aunque sean antiguos y estén en mal estado, pueden explotar si se manipulan".
AFECTACIÓN A UN KM A LA REDONDA
Según el cabo de la guardia civil que localizó el artefacto de la Barceloneta, Antonio Pérez Pinto, la bomba era altamente peligrosa y volátil y si hubiera detonado donde fue hallada "habría afectado a cualquier cuerpo sumergido a un kilómetro a la redonda", ha dicho el submarinista en una entrevista en el diario El Mundo.
GRANADA DE MANO
Los últimos artefactos encontrados son una granada de mano y la ojiva de un proyectil, ambos en Flix, y un proyectil de artillería hallado en Sant Llorenç de la Muga. En 2014, la policía catalana localizó más 2.000 bombas en todo el territorio. Algunas informaciones indican que solo en Barcelona ciudad se han retirado más de 300 proyectiles desde 1985.