Manifestantes. Agentes antidisturbios. Barricadas que dibujan líneas de fuego que separan a las dos partes. Policías disparando pelotas de goma y foam a través de las llamas que son cada vez más altas. Y radicales arrancando adoquines de las aceras para lanzarlas a los agentes, son algunas de las escenas que tomaron el viernes 28 de octubre la plaza Urquinaona. O, lo que es lo mismo, el día que este punto de Barcelona se convirtió en un campo de batalla que ocasionó varios desperfectos. En los últimos días, ha surgido una pequeña obra de arte que maquilla los disturbios de esa tarde.
Se encuentra en una de las calzadas que se había quedado parcialmente sin adoquines. Se trata de una obra de Ememem, un anónimo artista callejero (o un colectivo) de Lyon, que se dedica a llenar de vida los desperfectos de los pavimentos urbanos. En su página web se define como un “hijo del asfalto” que lleva “el desorden en la sangre”.
Esta pasión por el arte callejero le ha llevado a dejar su rastro en ciudades como Lyon, Madrid, Milán, Escocia, Oslo, Turín o París. Fue allí donde llenó de arte algunos de los daños ocasionados durante las manifestaciones de los ‘chalecos amarillos’.
"AQUÍ YACE UN BACHE"
En Barcelona también hay otra singular obra del artista en la ronda Sant Antoni, pero la que ahora se encuentra en la concurrida plaza Urquinaona es la que llama más la atención. Algunos viandantes pasan por encima como si nada, unos pocos se paran a observarla detenidamente, los hay que se preguntan "¿qué es este mosaico de colores?" y la mayoría no puede evitar mirarlo con curiosidad al tiempo que sigue caminando. En el centro se puede leer: “Aquí yace un bache. 2017-2019”. Un mensaje con el cual Ememem podría referirse a los dos últimos años de conflicto que vive Cataluña, que van desde el 1-O hasta el actual otoño caliente. Este ha desatado unos disturbios que no se veían en la capital catalana desde hace décadas.
A casi todos los viandantes con los que ha hablado Metrópoli Abierta les agrada esta pequeña muestra de arte callejero. Aunque cada uno a su manera. Una mujer que no ha querido compartir su nombre dice que aunque le parece buena idea, “lo ideal sería que arreglen todos los desperfectos ya”. A Carolina De Gràcia le gustaría que apareciera “en otros puntos de la ciudad”. Y para Pol Esquefa, que ha intuido al momento que es consecuencia de los adoquines arrancados durante las protestas, “es una buena forma de curar heridas”.
Más allá de las posturas que se centran en elogiar el trabajo de Ememem, a Araitz Zapirain, que desde el primer momento ha intuido que "no es una iniciativa impulsada por el Ayuntamiento", no le acaba de agradar que haya utilizado el término “bache”. A pesar de que abraza esta idea que dota de color un espacio que días atrás estuvo atestado de violencia, opina que "no se puede hablar bache cuando estamos ante un conflicto que, como es evidente, no hemos superado”.
El mensaje del mosaico / ALBA LOSADA