En el Servicio de Urgencias del Hospital Clínic los pacientes pueden esperar hasta ocho horas para ser atendidos. Pasan días en un box hasta que tienen acceso a una habitación. Y se acaban las camas. Así describe el panorama actual del hospital Francisco Vallejo, secretario de Comisiones Obrebas (CCOO) y sanitario del centro, que al mismo tiempo no puede evitar hablar de “camas calientes”.
"Cuando una queda libre, rápidamente es ocupada por otro usuario”, dice indignado y, acto seguido, añade: “cuando entré aquí 40 años atrás había unas 1.000, ahora contamos con 600”. El Hospital Clínic ha alcanzado un horizonte de precariedad que lleva a Víctor Sánchez, camillero, auxiliar sanitario y delegado de la CGT, a calificar al “Servicio de Urgencias de caótico, lamentable”.
Hace años que esta inestabilidad irrumpió en los hospitales públicos de Cataluña. Como cuenta a este diario Álex Duque, administrativo del Clínic y secretario de CCOO, se debe a que la Generalitat de Cataluña no aprueba nuevos presupuestos desde hace tres años. “Estamos con unos presupuestos prorrogados mientras tenemos más pacientes que antes. Estamos realizando una mayor actividad con menos dinero”, lamenta Duque y, al mismo tiempo, asegura que apenas se han creado nuevas plazas. Está claro que el presupuesto de unos 450 millones de euros anuales que, según dice, se destinan a este hospital está lejos ofrecer el servicio digno que todos los ciudadanos deberían tener.
FALTA DE ESPACIO
La precariedad actual no solo se traduce en listas de espera cada vez más largas, también en espacios atestados de personas que convierten la Unidad de Urgencias en un lugar inconfortable para trabajadores y pacientes.
“Tienen que esperar en un espacio prefabricado que es muy reducido. No hay sitio por dónde pasar. Hasta nos molestan los patinetes de algunos acompañantes”, señala Sánchez, que también indica que cuando coinciden unas tres camillas en un mismo punto “ya se desencadena el colapso”.
Esta falta de espacio, además, se materializa en pacientes sentados en el suelo o en otros esperando de pie, según denuncian un delegado de la CGT que prefiere hablar bajo anonimato y el usuario José Luis Suárez, respectivamente. “El trato que nos ofrecen los empleados es estupendo. Pero en las urgencias debería haber más personal y más infraestructuras”, comenta Suárez. “Un día habrá un accidente”, alerta el delegado de la CGT.
ESCASEZ DE CAMILLAS
Además de tener “camas calientes”, otra prueba de la escasez de infraestructuras es que a veces deben tumbar a los usuarios en camillas que están destinadas a realizar traslados de unos minutos. “Algunos necesitan estirarse, pero se pueden tirar tres o cuatro horas en estas camillas que tienen un colchón súper delgado”, subraya Sánchez con una mirada que denota lo fatigado que es intentar trabajar en estas condiciones.
Por si los metros cuadrados del hospital no fuesen ya insuficientes para ofrecer un servicio óptimo, el delgado de la CGT, que prefiere hablar bajo anonimato, apunta que hace aproximadamente un año y medio se hizo una reforma inadecuada en la tercera planta de urgencias. ¿La razón? Sus puertas no se diseñaron para que pasaran las “camillas nuevas”, que son de mayores dimensiones. Eso imposibilita "que se utilicen en la tercera planta”, comenta con incredulidad. “El que diseña no trabaja en el hospital. Nos deberían haber preguntado a nosotros, que somos los que estamos cada día aquí”, añade Sánchez
CAMBIOS DE PERSONAL
Por su parte, el auxiliar de enfermería y de la unidad cardiaca, Richard Nelo, alerta de la considerable cantidad de trabajadores que realizan suplencias con contratos “de días”. Eso implica que sea frecuente ver en su sala nuevos empleados, que en ocasiones desconocen cuál es la metodología de trabajo.
“No solo ralentiza las tareas del turno de noche, también conlleva inseguridad para algunos pacientes. Muchos se sienten más cómodos al conocernos de unos días y establecer una confianza”, subraya Nelo sobre una realidad que no es responsabilidad de estos empleados obligados a hacer suplencias, sino de un sistema que les condena a la precariedad.
Suárez junto a otro paciente, Nelo y Sánchez en la sección sindical de la CGT en el Hospital Clínic / ALBA LOSADA
PROPUESTAS
A todos los trabajadores con los que ha hablado este diario les sobran las propuestas que puedan mejorar la situación actual del Hospital Clínic. Algunas de las que Duque pone sobre la mesa son "aprobar unos nuevos presupuestos de forma urgente” y “desprecarizar el trabajo de los profesionales”. O, lo que es lo mismo, que no haya este tipo de suplencias de corta duración y que se formulen contratos dignos.
Por otra parte, sostiene que entre un mayor número de clientes y los equipamientos, “no hay espacio”. Es por eso que “si no se realiza una reforma estructural” en sus instalaciones, “en unos 15 o 20 años este hospital estará muerto”. Una posibilidad que, si termina siendo realidad, un servicio sanitario de calidad será, cada vez más, un privilegio, cuando, siempre debería haber sido un derecho.