Un vecino del Gòtic, Víctor –nombre ficticio–, asegura a Metrópoli Abierta que en los bajos del número 10 de la calle Ataülf –Gòtic Sud– "se trapichea”. Desde hace unas tres semanas se ve “mucho movimiento, a gente entrar y salir” de este inmueble, que está a pocos metros de la escuela de educación primaria Àngel Baixeras. Añade que el olor a marihuana es frecuente. “El lunes por la noche dos hombres que salieron del lugar me ofrecieron hierba, caballo y coca. Me los quedé mirando y me fui”, comenta el vecino sobre una realidad que ha presenciado este diario. Este lunes por la tarde ha sido testigo de como nueve individuos han entrado en el inmueble en solo 50 minutos.
Los narcopisos llegaron a Barcelona en 2012. Recientemente los Mossos d’Esquadra informaron de que, a lo largo de 2019, este cuerpo y la Guardia Urbana detuvieron a 108 personas durante las 70 entradas a narcopisos, la gran mayoría de Ciutat Vella. A pesar de que gran parte de estos puntos de venta de droga se encuentran en El Raval, el Gòtic también se está viendo golpeado por esta lacra.
Desde la plataforma de vecinos Fem Gòtic subrayan que están “seguros de que en el Gòtic Sud hay tres narcopisos", pero sospechan que "puede haber más”. Una prueba de su existencia en el corazón de Barcelona es que el pasado 19 de diciembre agentes de ambos cuerpos entraron en un domicilio del barrio y detuvieron a dos hombres a los que se les imputa un delito contra la salud pública.
MÁS TESTIMONIOS
Víctor no es la única persona que habla de la existencia de un posible narcopiso. Un trabajador y vecino de la zona, Alberto –nombre ficticio–, detalla a este diario que hace aproximadamente un mes una pareja ocupó los bajos del número 10 de la calle Ataülf. Pasados unos días, se marchó y entró un grupo de individuos.
Desde entonces Alberto ha presenciado el mismo movimiento que ha notificado Víctor. “Yo vengo de la calle y en la cara de estos tíos se ve que traman algo”, alerta Alberto y añade que, en estos momentos, hay “dos botellas llenas de meados” al lado de la puerta. Al cabo de unos minutos, este medio ha visto como un hombre salía del inmueble, y acto seguido, se llevaba las botellas con él.
ESCASEZ DE COMERCIOS Y PEATONES
La calle Ataülf no solo destaca por la presencia de la escuela Àngel Baixeras, también por una escasez de comercios y viandantes. En cambio, la calle perpendicular, Comtessa de Sobradiel, está llena de establecimientos y viandantes. Es como si fuese un mundo paralelo en el cual muchos de sus residentes y trabajadores desconocen la existencia de este posible punto de venta de droga.
Mario –nombre ficticio–, otro trabajador de la zona, es de los que sí constata a este diario el mismo movimiento del que hablan las otras dos fuentes. En ocasiones escucha como “el chico y la chica” que ve con más frecuencia se pelean a gritos. Mario está convencido de que se trata de un narcopiso. Cuando termina la conversación con este diario, señala como otra persona sale del lugar.
POSIBLE ASOCIACIÓN DE CANNABIS ILEGAL
La vecina Montse –nombre ficticio– no tiene claro qué hay en el interior de estos bajos. Pero, con la cantidad de personas que han entrado este lunes por la tarde, asegura que “algo pasa”. Sospecha que podría tratarse de una asociación de cannabis ilegal. ¿La razón? Unas tres semanas atrás se cerró una en la calle Hostal del Sol y tiene constancia de que “el movimiento” empezó en este inmueble unas tres semanas atrás. Las fechas coinciden.
“Los traficantes podrían estar cabreados por el cierre de la cannábica de Hostal del Sol y otra que había en Ataülf. Podrían haber abierto otra en este inmueble”, sostiene al hablar de una posibilidad que constatan desde FemGòtic. Indican que, en el Gòtic Sud, han contabilizado que hay tres asociaciones de cannabis ilegales, dos irregulares y otra ilegal que sospechan que ha “reabierto”. Aunque al mismo tiempo reconocen que es posible que la cifra sea mayor porque “después de las fiestas nos toca hacer un nuevo recuento”.