El Ayuntamiento de Barcelona no quiere el Hermitage en la Barceloneta y no dará el visto bueno al proyecto. Los informes presentados este lunes por el consistorio son muy negativos y desaconsejan la construcción del museo en el nueva bocana del puerto, junto al Hotel Vela. Hace unos días, el primer teniente de alcaldía, Jaume Collboni, ya dijo que el museo "comportará muchas dificultades, sobre todo de movilidad" en la zona. Las palabras de Collboni ya eran un mal presagio para el futuro del equipamiento, que quebaba visto para sentencia. Según el Ayuntamiento, el Hermitage plantea muchas "dudas" y "riesgos". El museo se tenía que levantar en unos terrenos del Port de Barcelona, pero necesitaba del aval municipal, que no tendrá.

La teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz, ha subrayado que desde el punto de vista urbanístico esta zona de la Barcelona "es muy frágil  como ha quedado demostrado los últimos días con el temporal. Es un callejón sin salida y en cualquier proyecto la seguridad tiene que ser algo prioritario", ha explicado Sanz. La regidora de Barcelona en Comú ha apuntado que existen riesgos serios de "inundabilidad" y que tiene muchas dudas ante una hipotética evacuación en caso de emergencia. "El cambio climático provocará un aumento del nivel del mar y de los temporales", ha añadido.

ZONA SATURADA

Sanz también se ha sumado a las palabras de hace unos días de Collboni y ha reiterado las dificultades de movilidad que el Hermitage provocaría en la Barceloneta. Según Sanz, "la movilidad del paseo de Joan de Borbó ya está muy saturada" y opina que el acceso en transporte público al Hermitage sería muy complicado. La estación de metro más cercana se encuentra a unos dos kilómetros. Se trata de la estación de la Barceloneta de la L4. 

CUATRO INFORMES

Desde el punto de visto arquitectónico, el proyecto también plantea muchas dudas por el impacto urbanístico de la construcción "por su elevada volumetría", según Sanz, en una zona que ya cuenta con otro edificio muy alto al lado, el Hotel Vela. El proyecto del arquitecto Toyo Ito plantea un inmueble de cinco plantas con siete salas de exposiciones. Para el Ayuntamiento, la propuesta arquitectónica tampoco se adapta al tejido urbano de la Barceloneta.

Sanz ha comparecido este lunes con el teniente de alcaldía de Cultural, Joan Subirats. Ambos han desgranado ante la prensa los cuatro informes encargados por el Ayuntamiento para evaluar la construcción del Hermitage junto a la playa de la Barceloneta. Uno de los informes es urbanístico, otro de movilidad, otro de viabilidad económica y otro sobre el proyecto artístico.

EXCESIVO OPTIMISMO CON LOS VISITANTES

La propuesta artística tampoco convence al Ayuntamiento. Subirats ha detallado que el Hermitage no prevé incorporar obra propia hasta dentro de una década -la última previsión es que abriera en 2022-. El informe cultural cuestiona que exista proyecto artístico desde la muerte de Jorge Wagensberg, en 2018, y se refiere al Hermitage barcelonés como "franquicia". 

También preocupa el excesivo optimismo sobre el número de visitantes que el equipamiento tendría el primer año, en torno a los 850.000 asistentes, una cifra que es la que tiene el Museo Picasso tras años en la ciudad, ha enfatizado el concejal.  Según Subirats, el Hermitage también quiere hacer pagar el 100% de la entrada a los visitantes y no contempla rebajas de precio cuando la mayoría de los museos sí las tienen. 

Pese a la negativa, el Ayuntamiento ha querido quedar bien con los impulsores del proyecto y ha dicho que si los responsables solucionan los riesgos y dudas que plantea el equipamiento lo evaluarán de nuevo. El principal aspecto que se tiene que solucionar es el emplazamiento. De hecho, en los informes elaborados, los expertos proponen nuevas ubicaciones: la parte baja del Paral·lel (junto al World Trade Center), la zona del Fòrum, las tres chimeneas del Besòs y el parque de la Barceloneta.

OCHO AÑOS EN LOS DESPACHOS

La llegada del Hermitage a Barcelona se empezó a gestar en 2012, con Xavier Trias de alcalde. Tras cuatro años de rumores y especulaciones, en 2016, con Ada Colau de alcaldesa, se presentó oficialmente. La idea era empezar a construir el equipamiento en 2017 para inaugurarlo en 2019. En abril 2019, la Autoridad Portuaria inició los trámites administrativos para recibir ofertas para instalarse en este solar. Si el proyecto no acaba embarrancando, la nueva fecha de apertura es en 2022.

Las discrepancias sobre el museo también se han producido en ámbitos ciudadanos. Distintas entidades vecinales se han opuesto. La plataforma Por un puerto ciudadano definió el museo como "un caballo de Troya" que quiere transformar la nueva bocana del puerto en "una especie de Eurovegas disfrazada de cultura". El 80% de las acciones del museo pertenece a un fondo de inversión, Varia. El 20% restante es de Cultural Development Barcelona. Precisamente, que el socio mayoritario del proyecto sea una empresa inmobiliaria tampoco es del agrado del consistorio, que considera que es algo que choca con la Ley de museos de Cataluña.

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