El pasado sábado, 1 de febrero, el gobierno de Ada Colau y Jaume Collboni cerró al tráfico las calles Gran de Gracia y Via Laietana. Lo hizo con ánimo de peatonalizar durante horas dos calles principales de la ciudad. La iniciativa tendrá continuidad los próximos meses, según anunció el pasado 23 de enero la alcaldesa. La intención del Ayuntamiento es clausurar también otras calles, entre ellas Creu Coberta, aunque la mayor ambición de Colau es aplicar restricciones viarias un día en Aragó, "la principal autopista urbana que tenemos en el centro de Barcelona", de punta a punta, esto es desde Meridiana a Tarragona.
A la iniciativa, aunque loable y seguramente muy necesaria, ya le han empezado a llover las primeras críticas porque, según distintos expertos, no reúne la seguridad necesaria. El teniente de alcaldía responsable de la Seguridad en Barcelona es Albert Batlle. "Tenemos que recordar que estamos en un nivel 4 sobre 5 de alerta antiterrorista", afirma el policía Toni Castejón, portavoz de SAP-FEPOL, el sindicato mayoritario en los Mossos d'Esquadra. "Si el corte de calles se hace de manera repetida se tienen que tomar las medidas de seguridad necesarias. El atentado yihadista en Barcelona, en agosto de 2017, fue un atropello masivo con una furgoneta. Hay que impedir el acceso con bolardos o vehículos policiales", apunta el portavoz sindical.
COCHES JUNTO A LOS PEATONES
El pasado sábado, al menos en Via Laietana, las indicaciones que Castejón subraya no se cumplieron. Así lo pudo comprobar Metrópoli Abierta. En Via Laietana, cerca de Correos, una pequeña valla y dos coches de la Guardia Urbana eran el único obstáculo para acceder a la calle. En algunas calles que desembocan en esta arteria principal ni siquiera había vigilancia. Hubo varios vehículos que se saltaron los controles y circularon por el interior de Via Laietana, al lado de los ciudadanos que participaban en el corte de la calle. En el acceso de la plaza de Urquinaona, la situación era casi la misma. Una valla con una cinta y unos pocos agentes a caballo eran el único bloqueo de la calle.
Este medio se ha dirigido al Ayuntamiento para saber si las medidas de seguridad fueron las correctas el pasado sábado. Las fuentes municipales consultadas se han limitado a decir que no harían ninguna reflexión pública. Las mismas fuentes indican que no se da detalles de las medidas de seguridad, "precisamente, por razones de seguridad", aunque en Via Laietana brillaron por su ausencia. La decisión sobre los dispositivos, añaden desde el consistorio, no se toman en la Junta de Seguridad Local, sino en las reuniones en las que están representados todos los cuerpos policiales y los departamentos municipales implicados. El Ayuntamiento asegura que tiene en cuenta el nivel de alerta terrorista.
Otra voz crítica con el dispositivo es el consejero de Sant Martí por Barcelona pel Canvi, el partido de Manuel Valls, Òscar Benítez. Mosso en excedencia, Benítez publicó el sábado un hilo en Twitter en el que se pregunta como "una persona tan experimentada y de tanto prestigio como Albert Batlle ha permitido un dispositivo tan vulnerable y con tan pocos medios". El representante público no cuestiona la oportunidad política de hacer eventos como el citado, pero sí que se haga sin tener memoria historia de la que ha sido una de las mayores tragedias recientes de la ciudad, el atentado de la Rambla.
Benítez denuncia que no se desplegó a los agentes de orden público de los Mossos, "capaces de neutralizar cualquier posible amenaza con un vehículo", y que en cada extremo de la Via Laietana solo había dos coches de la Guardia Urbana (en Correos) y uno junto a la plaza de la Urquinaona, insuficientes "para hacer desistir a un loco". Según el consejero de Sant Martí, en las bocacalles adyacentes solo había unas pequeñas vallas, vigiladas por personal auxiliar, que los vecinos apartaban para sacar sus coches. Benítez critica que ni siquiera se contrató a vigilantes privados.
IRRESPONSABILIDAD POLÍTICA
Desde la Guardia Urbana, el agente y secretario de Organización en el Ayuntamiento de Barcelona del sindicato CSIF, Eugenio Zambrano, dice que iniciativas como ésta, que pueden estar bien para bajar los niveles de contaminación, tienen que ir acompañadas de la seguridad necesaria. Zambrano cita que, junto a la instalación de bolardos o vigas que bloqueen el paso de vehículos, conviene reforzar la presencia policial. En el caso de Via Laietana, el Ayuntamiento no destinó los recursos humanos ni materiales precisos. "Fue una irresponsabilidad política porque no se pudo garantizar la seguridad".
El gran objetivo de esta iniciativa es cortar la calle de Aragó de punta a punta. En principio se hará un domingo por la mañana, aunque todavía no se ha concretado cuál. Zambrano subraya que la clausura de la calle necesitará de una dotación presupuestaria alta, tanto a nivel de recursos humanos y materiales, si se quiere hacer bien y con todas las garantías de seguridad. El dirigente sindical también se pregunta si un actuación de este tipo, que puede comportar un gasto tan grande, se tiene que hacer. Castejón añade que si se quiere cerrar Aragó al tráfico se tiene que hacer una planificación de seguridad y cumplirla a rajatabla. La distancia entre Tarragona y Meridiana es de varios kilómetros y Aragó atraviesa algunas de las principales calles de la ciudad.
VIA LAIETANA NO ES EL MEJOR EJEMPLO
Desde el Sindicato de Policías Locales-UGT, el portavoz, José Casas, afirma que las vallas se pueden sacar. "Pueden ser tiradas voluntariamente o caer por el viento y confundir a los conductores. La gente no suele hacer mucho caso de las vallas. Si ven un agujero, se meten por él, aunque nosotros estemos allí", afirma Casas. Sobre el cierre de la calle de Aragó, el miembro de UGT lo valora positivamente, pero puntualiza que si no cortas las calles transversales, habrá conductores que irán a arriba y abajo cruzándola. "Cortar calles pequeñas o secundarias es más fácil. Cortar Aragó es más impactante, pero no es lo mismo que Via Laietana, donde desembocan calles pequeñas por las que no cruzan tantos vehículos. La idea es buena pero hay que tener claro qué se busca, si una pacificación real o una imagen impactante".
"Hay que garantizar la seguridad de gente y que los barceloneses puedan pasear con tranquilidad. El corte de la Via Laietana del sábado no es el mejor ejemplo de cómo se debe hacer. En Barcelona ya sabemos lo que es que un coche atropelle y mate a varias personas", afirma el portavoz sindical. Casas añade que la Guardia Urbana no dispone de material antiterrorista para bloquear las calles, pero supone que las brigadas municipales de mantenimiento pueden disponer de bloques de hormigón que se pueden instalar y sacar con facilidad. También plantea la posibilidad de que la policía local puede comprar material de este tipo para ser utilizado en actos multitudinarios en la ciudad. Uno de los ejemplos que pone el representante de UGT son las Caballo di frisia de Extremaratio, una barrera antiterrorista de aluminio que la policía puede llevar en el coche y que si un vehículo la intenta superar se queda bloqueado en ella.
El único sindicato policial consultado por Metrópoli Abierta que no se ha mostrado crítico es el Sindicat de Mossos d'Esquadra. Su portavoz, Nacho Álvarez, ha dicho que nadie ha hecho llegar al sindicato ninguna alerta ni preocupación por una situación de "riesgo potencial".
TRIAS YA PACIFICÓ LA DIAGONAL
La decisión de Colau de cerrar las calles al tráfico no es nueva. De hecho, los comunes se han inspirado en la idea que tuvo el alcalde Xavier Trias en el mandato 2011-2015. El último medio año al frente de la ciudad, Trias dejó sin circulación los laterales de la Diagonal y del paseo de Gràcia los domingos y festivos, entre las 09.00 y las 17.00 horas para que los barceloneses ocuparan un espacio público que en el día a día estaba tomado por los vehículos. Las medidas de seguridad fueron similares que las del pasado sábado. La diferencia, entonces, es que Barcelona no había sufrido el atentado de la Rambla.