La inclusión de los impuestos de residuos en el recibo del agua propuesta por el concejal de Transición Ecológica, Eloi Badia, ha suscitado las críticas de la oposición en Barcelona. La nueva tasa, que podrá encarecer la factura en más de 50 euros según el consumo de cada vivienda, se pagará a partir del próximo mes de julio.
Badia defiende este impuesto para "incentivar la recogida selectiva", potenciando el reciclaje, pero su implementación ha contado con la disconformidad de los grupos municipales.
VINCULACIÓN AL AGUA
La principal crítica de la oposición ante esta medida es su vinculación a la factura del agua. Así lo defiende Jordi Coronas, concejal de ERC, quien asegura que quieren una tasa "no vinculada al consumo del agua". Desde JxCat, la regidora Elsa Artadi ha compartido que se pague por "generación" de residuos, pero ha criticado que realmente se quitarán "40 millones de euros de los contribuyentes de Barcelona", concluyendo que "hay margen" para que estas inversiones se hagan "dentro del presupuesto municipal".
Mari Luz Guilarte, líder de Cs en la capital catalana, ha tachado de "incongruente" contar con una "tasa para aprender a reciclar", y ha recordado a Badia que "desde Aigües de Barcelona ya han demostrado con las alegaciones que esta tasa técnicamente es un churro", ya que no se puede ligar con los residuos.
El líder popular, Josep Bou, ha afirmado estar de acuerdo con que "paguen más aquellos que más residuos generan", pero en el PP discrepan del "como y cuando" se va a materializar este impuesto.