21 comercios emblemáticos protegidos por el Ayuntamiento de Barcelona han desaparecido desde marzo de 2016, cuando se aprobó el Plan especial de protección de estos comercios, según los datos que aparecen en la página web rutaemblematics.cat, elaborada por el consistorio y el Fondo de Imágenes del Comercio de Cataluña (FICC), para difundir estos negocios. Estas tiendas o bien han cerrado las puertas definitivamente, han cambiado de ocupación o se han trasladado. El gobierno municipal rebaja el número de tiendas clausuradas a 14, pero la cifra facilitada se contradice con la que aparece en la web. Otros recuentos elevan las tiendas históricas perdidas a más de 30. Algunos de los motivos que hay detrás de estos cierres son el aumento desproporcionado de los alquileres y la falta de la adecuación de la actividad a los nuevos tiempos y de sucesión para los negocios.

Cuando se elaboró el catálogo en 2016, el Ayuntamiento protegió 211 establecimientos –en 2014, en los inicios de los trabajos, la primera lista llegó a albergar 226-. Se establecieron tres categorías: E1, para Establecimientos de Gran Interés; E2, para Establecimientos de Interés, y E3, para Establecimientos de Interés Paisajístico. Ahora, el gobierno de Ada Colau y Jaume Collboni rebaja los locales protegidos a 209. 30 son de la categoría E1; 127, de la categoría E2, y 52, de la categoría E3. Al cierre de este artículo, el Ayuntamiento no había facilitado la actualización de las cifras requerida por Metrópoli Abierta.

LOCALES INTOCABLES DESAPARECIDOS

Según el consistorio, ninguno de los 30 locales de los llamados intocables (categoría E1) ha desaparecido, pero no es cierto. Al menos cuatro de ellos han bajado la persiana en sus emplazamientos de toda la vida. Así figura en la citada web, aunque probablemente son más los comercios cerrados. Los que se mencionan son la camisería Xancó de la Rambla, que cerró a finales de 2019, y la tienda de cabezudos y gigantes El Ingenio del Gòtic, que tras resucitar en dos ocasiones ha vuelto a desaparecer. Ahora ambos locales están alquiler, aunque El Ingenio también se vende por 1,7 millones, si esa es la opción que prefiere el inversor de turno. Xancó tenía 200 años y El Ingenio había abierto en 1838.

La cerería Codina, de la calle del Bisbe, también era un establecimiento intocable. Ahora es una alpargatería. Si bien la remodelación se ha hecho con sumo respeto del mobiliario original, la tienda ha desaparecido de la ruta de los comercios emblemáticos. La Casa Calicó tampoco figura ahora entre los negocios protegidos. Este negocio histórico del Born, especializado en pesca, tuvo que cerrar en 2017 y trasladarse a la calle de Àvila por el aumento de los alquileres.

La farmacia Guinard, un comercio emblemático que sobrevive en Sant Andreu / JORDI SUBIRANA



La farmacia Guinart, un comercio emblemático que sobrevive en Sant Andreu / JORDI SUBIRANA

PROTEGER LOS OFICIOS

Una de las primeras personas que se preocupó por estos negocios fue Alberto Mejías, impulsor y fundador de la plataforma Emblemàtics Barcelona en 2004. Según Mejías, estos comercios son “un ejemplo vivo de nuestra cultura y vida, y dan personalidad a la ciudad”. Arquitecto de profesión, Mejías defiende no solo la protección de los espacios sino de los oficios. “Acumulan vivencias y el conocimiento de generaciones. Lo maravilloso de estos establecimientos no es solo lo que se ve sino lo que se respira en ellos”, dice en conversación con Metrópoli Abierta.

Para Mejías, algunos de los principales problemas de estos negocios es que no han evolucionado suficientemente y apenas reciben ayudas. “Hay que volver a repensar qué se hace con estos locales. El Ayuntamiento tendría que rebajarles algunos impuestos, y los gremios de comerciantes tendrían que apoyarles, por ejemplo, con reparaciones a precios más bajos”, subraya Mejías. Sin embargo, reconoce que ahora, con la crisis del coronavirus, la situación es muy complicada porque muchos sectores necesitan ayuda.

DEL MUSICAL EMPORIUM A LA MERCERÍA CALSINA

Otros comercios emblemáticos acompañan a la camisería Xancó y El Ingenio en la lista de establecimientos desaparecidos en la página web: el horno Cosialls, Musical Emporium, la lampistería Guillem Pascual, la ferretería Villà, la tienda de vinos y alimentación La Lionesa, la tienda de lencería y ropa del hogar El Indio, la farmacia Mier de Teran, las librerías Millà y Àngel Batlle y la mercería Calsina. Hace unas semanas aparecía también la pastelería Brunells, pero ha reabierto.

La lista de la web incluye 21 negocios desaparecidos, pero en realidad hay más. Por ejemplo, Discos Castelló bajó la persiana en 2016 y no aparece en la lista. A éstos habría que añadir otras muchas tiendas de larga tradición en los barrios que, si bien no formaban parte del catálogo municipal, se han visto obligadas a desaparecer por la presión inmobiliaria. Las hay a decenas. Mejías cita el restaurante Los Pergaminos de la calle del Ample, que acaba de cerrar. “No era un emblemático, pero tenía 95 años”.

CREACIÓN DEL GOBIERNO DE XAVIER TRIAS

El Plan de protección de estos locales se aprobó en tiempos de Colau, pero el impulsor fue el gobierno de Xavier Trias y, concretamente, el concejal de Comercio entre 2011 y 2015, Raimond Blasi. En conversación con este medio, Blasi recuerda las tres categorías que se establecieron. La E1 incluye a aquellos comercios en los que no se han hecho modificaciones sustanciales o añadidos que los puedan desfigurar. De la E2 forman parte aquellas tiendas con elementos o conjuntos patrimoniales singulares pero que han perdido la coherencia unitaria genuina. Y la E3 son aquellos negocios que guardan un cierto interés paisajístico. A nivel urbanístico, la lucha fue proteger, por un lado, los bienes inmuebles o estructurales (como fachadas, escaparates o escaleras interiores) y, por otro, el mobiliario propiamente (mesas, sillas, mostradores, estanterías).

Blasi recuerda que se intentó proteger la actividad, pero desde un punto de vista legal es muy complicado. Tampoco se logró establecer ayudas con el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). “Son ayudas a los propietarios y la mayoría de estos negocios son de alquiler. No sabíamos si las subvenciones acabarían repercutiendo en los inquilinos”, explica. Asegura que una de las mejores opciones sería que el Ayuntamiento comprara algunos de estos establecimientos, pero reconoce que es una practica difícil de llevar a cabo porque se tendría que explicar por qué un local y no otro o por qué no se gasta ese dinero en acción social. “Ahora con la crisis, todavía es más difícil”.

Entrada a la tienda El Ingenio, otro comercio emblemático cerrado / AROA ORTEGA



El ingenio, otro comercio emblemático cerrado / AROA ORTEGA

DE LOS ALQUILERES ALTOS A LA FALTA DE SUCESIÓN

Para el exconcejal del PDeCAT, la desaparición de numerosos de estos locales es “multicausal”, y no se puede culpar únicamente a la subida de los alquileres. Muchos de estos establecimientos pagaban rentas antiguas y en 2014 se actualizaron con la Ley de Arrendamientos Urbanos. Es algo que se sabía desde hacía tiempo y muchos no se prepararon. Blasi también considera que numerosos de estos negocios tampoco se han adaptado a los nuevos tiempos y opina que la sucesión, “encontrar a alguien que se quiera quedar con el establecimiento”, es otro aspecto que ha jugado en contra de la continuidad de las tiendas emblemáticas.

El pasado 14 de febrero, el Ayuntamiento recuperó el grupo de trabajo de los establecimientos emblemáticos. Al encuentro asistieron representantes de la Asociación d’Establiments Emblemàtics, los grupos municipales y técnicos de las distintas áreas del Ayuntamiento implicadas, como Barcelona Activa, la dirección de Comercio, Consumo y Restauración y Urbanismo. A lo largo del pasado mandato y del actual, la actividad municipal para proteger a estos negocios ha sido casi nula. La crisis del covid no ayudará a arrancar de nuevo.

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