El coronavirus pasa factura también a los cruceros del Port de Barcelona. El año pasado la capital catalana recibió más de tres millones de cruceristas y este año, por la crisis del Covid-19, todavía no han llegado barcos.

“VENTAJAS DE VIVIR SIN CRUCEROS”

Desde el Port de la ciudad aseguran que no prevén la llegada de ningún crucero hasta al menos finales de agosto. El gobierno anunció el sábado pasado que alargaba la prohibición de entrada de cruceros internacionales hasta que finalizara la crisis sanitaria. Una normativa que, según la administración, “aplican para evitar el impacto que supondría un caso de coronavirus en un barco de ese estilo”.

Según relata en Betevé la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic, esta restricción es “una oportunidad para que las administraciones y la ciudadanía comprueben las ventajas medioambientales y sociales de vivir en una ciudad sin cruceros”. En este sentido, desde la asociación piden que los gobiernos “tomen medidas una vez se recupere la actividad”.

FERRIS EN BARCELONA

Los ferris nacionales e internacionales, por su parte, empiezan a recuperar la actividad habitual. Tras varios meses transportando básicamente mercancías, ahora ya pueden volver a operar sin restricciones para la movilidad de pasajeros.

SECTOR HOTELERO

El sector hotelero, por su parte, da por perdida la temporada después de la crisis del coronavirus. La previsión en Barcelona es que hasta septiembre sólo hayan abierto el 30% de los establecimientos y que el resto lo hagan más adelante, con la apertura de fronteras, la vuelta a la actividad económica y el regreso de las ferias y congresos.

El Gremi d’Hotels prevé una apertura escalonada de los centros, con medio centenar de aperturas en julio –entre ellas las del Hotel W de la ciudad y la del Hotel Arts–, una docena en agosto y cincuenta más en septiembre. En total subirán la persiana el 33% de los inmuebles, lo que representan 182 de los 400 que hay en la capital catalana

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