Pitidos y corredizas continuas por el paseo marítimo de Barcelona. Desde hace unos meses la presencia de los denominados bicitaxis se ha incrementado notablemente en el litoral barcelonés. Tanto es así que el sector del taxi y los mismos barceloneses han visto como poco a poco se les iba acabando la paciencia.

Desde que terminó la reclusión, la zona de playas de la capital catalana se ha convertido en un ir y venir de estos carromatos. Una gran cantidad de conductores, la mayoría de ellos de origen paquistaní, ofrecen sus servicios a golpe de claxon: incitan a los viandantes a vivir una experiencia que, hasta hace unos años, era poco usual en la Ciudad Condal. 

Un conductor esperando para captar clientes en el paseo marítimo de la Barceloneta / METRÓPOLI ABIERTA



CONTAMINACIÓN ACÚSTICA Y PELIGRO PARA LOS VIANDANTES

No solo el ruido de sus bocinas perturba el descanso de los vecinos. Algunos de ellos cuentan con altavoces en los que resuenan los últimos hits del reggaetón a todo volumen. El buen rollo que da la música atrae al público juvenil, que sale agitado y alegre de los chiringuitos de la zona. Otros, en cambio, lo miran desde la distancia con recelo.

Estos vehículos, que pertenecen a la categoría C1, caben en la parte de la calzada habilitada para los carriles bici, pero circulan por el asfalto o por las zonas peatonales, esquivando de forma temeraria a los transeúntes. Aunque las aceras de esta zona de la ciudad son suficientemente anchas, su paso pone en peligro la seguridad vial de los viandantes que caminan por dicho tramo. Recorren el paseo de la Barceloneta y la playa de Bogatell con alguna que otra imprudencia. En algunos casos, incluso rozan y asustan a los peatones que caminan con tranquilidad. 

AUSENCIA DE MEDIDAS HIGIÉNICO-SANITARIAS

Cuando cae la noche el tráfico de estos vehículos de tracción personal se multiplica. Decenas de ellos transitan por los pasos elevados desde la playa de Sant Sebastià hasta la de Llevant, pasando por la de la Barceloneta, la de Somorrostro o la de la Mar Bella. Cualquier zona del paseo es buena para buscar clientela. 

Los chóferes, en muchos casos, no llevan mascarilla. Según apuntan fuentes vecinales, casi todos ellos prescinden de esta medida que exige la situación sanitaria actual. Entre carrera y carrera se juntan y charlan con otros conductores sin respetar la distancia de seguridad, e incluso obstaculizando las zonas de paso. La limpieza tampoco cumple con las expectativas: no cuentan con gel hidroalcohólico con el que prevenir del Covid-19 a sus clientes, y tampoco tienen como norma desinfectar el carruaje después de cada trayecto. 

Dos bicitaxis parados en el paso elevado del Port Olímpic / METRÓPOLI ABIERTA



EL SECTOR DEL TAXI, EN CONTRA DE SU MODO DE TRABAJO

Jaime Sau, secretario de la Unión de Barcelona del Sindicato del Taxi de Cataluña (STAC), explica a Metrópoli Abierta que la situación comienza a ser preocupante. "Muchos de los conductores ofrecen su actividad sin licencia", apunta. ¿Cuántos? "Tan solo 500 de los 2.000 que hay son legales", denuncia el sindicalista. Añade que ni siquiera utilizan el modelo de vehículos requerido por la normativa: "Los bicitaxis tienen permitido llevar un pequeño motor, pero muchos de ellos implantan baterías más potentes, con las que prácticamente no tienen ni que pedalear y alcanzan altas y peligrosas velocidades".

El representante de los taxistas asegura que el incremento de este tipo de vehículos en la capital catalana es más visible desde que no hay turismo y lamenta que degrade la imagen de Barcelona: "Están por toda la ciudad y hacen paradas ilegales. Su modus operandi es el de ir captando clientela, pero esto no es Bombai o Bangkok, es Barcelona". Los taxistas están hartos de lidiar con ellos: "Si se les llama la atención responden de muy malas maneras, incluso llegan a ponerse agresivos", se queja Sau. 

ALTERNATIVA LOW COST  

El secretario del sindicato describe el intrusismo laboral que realizan los bicitaxis. Les roban los clientes regateando los precios, ya que no tienen tarifas establecidas, y les hacen competencia desleal postulándose como una alternativa low cost. Jaime Sau defiende que estos triciclos no reúnen las condiciones de seguridad que deberían, poniendo en riesgo a la clientela.

Desde el Sindicato del Taxi han denunciado la problemática en reiteradas ocasiones al Ayuntamiento de Barcelona. Sin embargo, el Secretario de la Unión de Barcelona asegura que los agentes municipales hace años que dan largas para evitar abordar la problemática. 

Dos conductores charlan en la playa de la Barceloneta / METRÓPOLI ABIERTA



INCOMPETENCIA DEL AYUNTAMIENTO 

En agosto de 2019 el primer teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, anunció que el consistorio iba a incrementar el control de los bicitaxis con el objetivo de "reducir drásticamente" la cifra de los que circulan por la ciudad.

El pasado mes de julio el Ayuntamiento volvió a actuar prohibiendo a los conductores de estos vehículos su entrada al distrito de Ciutat Vella. El gobierno municipal decidió poner fin a su presencia por las calles del distrito, según indicó la Gaseta Municipal y el Butlletí Oficial de la Província de Barcelona.

La prohibición se inició este 1 de julio y finalizará cuando concluya la temporada estival, concretamente tres meses después de su entrada en vigor. Pero, a pesar de las restricciones, el distrito sigue lleno de estos vehículos a pedales. 

MALESTAR VECINAL

Manel Martínez, vicepresidente de la Asociación de Vecinos de la Barceloneta, asegura a Metrópoli Abierta que desde el verano pasado la situación se ha agravado. El vecino de Ciutat Vella denuncia que, a pesar de las restricciones del consistorio, ha habido un gran aumento de conductores: "No hay predisposición de cumplir la normativa por parte del Ayuntamiento, por lo que cualquier delimitación es papel mojado".

Martínez confirma que el malestar vecinal comienza porque los conductores de estos vehículos de tracción personal quedan impunes ante las normas viales: "A veces encontramos más de 15 trixis aparcados en las plazas para residentes, y ningún agente las multa". También añade que muchos de ellos ensucian el barrio, uno de los más afectados por esta actividad ilegal. 

 

Conductores charlan en el Port Olímpic sin cumplir con la distancia de seguridad / METRÓPOLI ABIERTA



TRAMAS MAFIOSAS

El portavoz vecinal achaca el crecimiento de conductores a la presencia de tramas mafiosas: "Hay organizaciones en las que el dueño es uno y cuenta con una flota de 40 trixis con conductores ilegales. Estos están súper explotados, viven en pisos patera y les pagan una miseria. Además muchas veces les obligan a trapichear". 

Martínez lamenta las deplorables condiciones en las que se ven obligados a trabajar muchos de ellos. Por otra parte, asegura que desconocen las normas de circulación, por lo que "entran en las calles en contra dirección y se producen atropellos de forma continua". 

El vicepresidente de la asociación argumenta que, a parte de las molestias acústicas que perturban el descanso de los residentes, el incremento de bicitaxis genera un clima de inseguridad: "Nos hemos encontrado con espectáculos dantescos en la zona del Port Olímpic. Verdaderas batallas campales entre clanes cuando alguno de ellos sobrepasa los límites e intenta captar clientes en el espacio del otro". 

POTESTAD EXCLUSIVA DEL CONSISTORIO

Ante el incremento de la problemática, los vecinos de la Barceloneta reclaman una mayor actuación por parte de la administración barcelonesa y la creación de un reglamento. Manel Martínez afea la pasividad del Ayuntamiento y especifica que es una potestad exclusiva del consistorio, por lo que insta a que se tomen cartas en el asunto lo más rápido posible.

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