Diada extraña en Barcelona. A pesar de que el Covid-19 no ha conseguido frenar los deseos de las entidades y partidos políticos independentistas, que han preparado un día descentralizado en la capital catalana para celebrar la Diada de Cataluña, no ha sido como en otras ocasiones.

En la ciudad condal ha habido ocho puntos estratégicos en los que se han concentrado personas para protestar por los presos políticos y exponer su deseo de que Cataluña llegue a ser una república independiente. 

La crisis del coronavirus lo ha trastocado todo, incluidas las manifestaciones, y para muestra un botón: 59.500 personas con mascarilla y manteniendo la adecuada distancia física entre sí se han concentrado este 11-S en 131 puntos de la geografía catalana, según datos de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC).

ORDEN E HIGIENE

Primero: gel hidroalcohólico. Segundo: atender pacientemente a dos metros de distancia. Tercero: acreditarse debidamente para poder ocupar una de las 144 sillas disponibles, todas ellas numeradas y ya asignadas. Cuarto: sentarse y a esperar. Quinto: comienza la manifestación, vamos allá. Así ha sido el principio de las concentraciones. 



La Assamblea Nacional de Catalunya (ANC) ha ideado un 11 de septiembre medio virtual acompañado de concentraciones físicas frente a edificios del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), de la Agencia Tributaria y de la Seguridad Social.

EL CENTRO DE BARCELONA, DESÉRTICO

En circunstancias ordinarias, riadas de gente procedentes de múltiples localidades catalanas suelen recorrer cada Diada las principales arterias barcelonesas. Pero este 2020 todo ha sido distinto: el acto central se ha celebrado en un centro de Barcelona desértico, donde sobre las cinco de la tarde resonaba una monótona melodía gentileza de unos potentes altavoces plantados en la Plaza Letamendi, en la calle Aragón; en Balmes se situaba un primer acceso y en Enric Granados el segundo.

144 MANIFESTANTES

Al otro extremo de la entrada se encontraba el escenario, con gran pantalla incorporada y los dichosos altavoces, que habrán hecho las 'delicias' de los vecinos. Según ha informado la agencia Efe, En el flanco izquierdo, sillas para los periodistas de la prensa escrita y una tarima para los gráficos; en el derecho, más periodistas desperdigados que ponen a prueba la paciencia de unas infatigables voluntarias de la ANC que piden por favor a los plumillas que no se apelotonen.



Sobre las seis ha comenzado el acto en sí, con los 144 manifestantes enmascarados bien ordenados, la mayoría de ellos con la camiseta azul de la ANC diseñada para la ocasión y otros menos portando banderas varias. Desde la lejanía, un puñado de personas han seguido los discursos pegadas a las vallas del primer acceso situadas en la calle Balmes, por la que al mismo tiempo circulan vehículos como si nada pasara.

CANTAN EL HIMNO SIN QUITARSE LA MASCARILLA

Los habituales encendidos discursos no han recibido esta vez multitudinarias ovaciones sino un lánguido aplauso que da la medida de lo inverosímil de la época que nos ha tocado vivir. Al acabar el acto, los manifestantes han despegado por primera vez su trasero del asiento -sin quitarse la mascarilla- y han entonado las letras de Els Segadors, el himno catalán.



Acto seguido, y ya a modo de epílogo, se han escuchado apagadas por las telas que cubren las bocas unas proclamas de independencia a las que ha puesto punto y final la monótona melodía del principio. Los asistentes han abandonado de forma escalonada el espacio y hasta el año que viene.

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