Josep Maria Bartomeu Floreta (6 de febrero de 1963), atormentado por los malos resultados deportivos, los problemas de tesorería, las tensiones internas y un entorno muy politizado, ha presentado la dimisión como presidente de la primera entidad deportiva de Cataluña. Barto ha perdido su última batalla con el Govern, el mismo que aboga por endurecer las restricciones en plena pandemia y se posicionó a favor de que los socios del Barça votaran la moción de censura de Jordi Farré contra la junta directiva barcelonista. En su rueda de prensa de despedida, Bartomeu calificó de "irresponsable" la postura de la Generalitat.
Empresario de éxito gracias a la fabricación de pasarelas para el acceso de los pasajeros a los barcos y aviones, el final de Bartomeu como presidente del Barça ha sido muy crispado. Demasiado tenso. Tras plegarse a los deseos de una plantilla muy caprichosa que vivió de los éxitos del pasado, del mismo triplete (Liga, Copa y Champions) que le permitió golear a Joan Laporta en las elecciones de 2015, el ya expresidente retó el pasado verano a Leo Messi, harto de las presiones del considerado mejor futbolista de la historia del Barça. "La renovación de la plantilla se tenía que haber hecho antes. Reconozco mi error", destacó el dirigente en su comparecencia de este martes.
EL PRINCIPIO DEL FIN
El 2-8 contra el Bayern de Lisboa, el pasado 14 de agosto, fue el principio del fin de Bartomeu y su junta directiva. Bartomeu activó entonces una renovación tardía. La gangrena ya se había extendido por todo el club porque el empresario barcelonés no supo cortar por lo sano hace un año. O dos. El 4-0 de Anfield requería una intervención quirúrgica que no quiso asumir Bartomeu, un presidente que nunca supo delegar la parcela deportiva en una persona de su confianza. El despido de Zubizarreta, antes de su victoria en las urnas, le acabaría pasando factura año tras año.
Bartomeu deja el Barça después de un curso marcado por el fiasco de Lisboa y una caída de ingresos cifrada en 200 millones de euros por culpa del coronavirus. La temporada pasada se cerró con unas pérdidas de 97 millones de euros, la única que se cerró con números rojos. En los últimos meses también tuvo sus trifulcas con algunos directivos que quisieron hacerle la cama. Entre ellos, Emili Rosaud, que antepuso sus deseos presidencialistas.
CUATRO LIGAS
Desde su victoria electoral de 2015, un año después de relevar a Sandro Rosell en la presidencia, el Barça ganó tres Ligas más (una con Luis Enrique y dos con Valverde), tres Copas del Rey, un Mundial de Clubes y una Supercopa de Europa, entre otros títulos. Europa, en cambio, fue su pesadilla, con derrotas humillantes en París, Turín, Roma, Liverpool y Lisboa. Siempre Lisboa. La pasada temporada fue la única, de su mandato, sin un título.
Económicamente, Bartomeu intentó reajustar los salarios de las plantillas profesionales cuando estalló la crisis del coronavirus. La pasada temporada logró que los futbolistas aceptaran una rebaja en unas negociaciones envenenadas. En las últimas semanas, algunos jugadores, liderados por Messi, ni tan siquiera quisieron negociar con el ya ex presidente, que ya tenía fecha o fechas de caducidad. En marzo, como muy tarde, debían celebrarse nuevas elecciones, pero el riesgo de perder la moción de censura era muy alto.
ELECCIONES A LA VISTA
El Barça vivirá ahora un periodo de transición que culminarán con unas nuevas elecciones presidenciales. Una vez más, el proceso electoral podría estar muy politizado y el independentismo sueña con repetir su victoria en la Cambra de Comerç. El ex presidente Laporta y Víctor Font se repartirán los votos independentistas, a la espera de un posible candidato continuista, de la esperada aparición de Jordi Roche, de la decisión final de Juan Rosell y de otras opciones (Toni Freixa, Agustí Benedito…). En su etapa como presidente del Barça, Bartomeu intentó despolitizar el club en unos años muy complejos, marcados por el 1 de octubre de 2017. También será recordado por ser el mandatario que inauguró el estadio Johan Cruyff y por sentar las bases del futuro Espai Barça.