El Ayuntamiento de Barcelona dictamina que fueron una fisura interna “no visible” desde fuera y un golpe de viento las causas de la caída de una palmera que el pasado 25 de agosto provocó la muerte de un hombre de 42 años en el parc de la Ciutadella e hirió a dos personas más. Una combinación de factores que aparece en el informe que el consistorio encargó a una empresa externa, y que este lunes ha presentado el gerente de Medio Ambiente y Servicios Urbanos, Frederic Ximeno, en rueda de prensa.
El responsable del departamento ha defendido que este tipo de fisuras son “muy poco habituales”, y que por este motivo no pudieron detectarla a tiempo. Ximeno ha explicado además que la brecha interna del árbol era relativamente reciente, y que se podría haber producido durante algún temporal anterior, entre el último trimestre del 2019 y el primero del 2020, menos de un año antes que la palmera terminase cayendo y provocando el fatal accidente. En el momento del suceso, la víctima mortal y los dos heridos se encontraban en un banco justo debajo del árbol, y quedaron atrapados.
EL FUERTE VIENTO ROMPIÓ EL ÁRBOL
Las fuertes corrientes de aquel día tuvieron la otra parte de culpa, ha lamentado Ximeno. Y es que durante aquella jornada se registraron rachas de viento de hasta 40km/h. Esto, sumado al hecho que soplara en dirección norte y nordeste fue fundamental para acabar de quebrar la brecha interna de la palmera, que terminó cediendo.
Después de analizar las conclusiones del informe, el Ayuntamiento ha decidido reforzar las 2.026 palmeras datileras de la ciudad. Próximamente se les harán pruebas de oscilación y un examen instrumental para revisar el tronco y detectar igualmente anomalías internas no visibles que supongan un riesgo para los ciudadanos.