Martina nació en 2012 y tiene epilepsia. La pequeña empezó a sufrir las primeras crisis cuando tenía tan solo tres meses, y a partir de los dos añitos comenzó a probar distintos fármacos. Pero a pesar de tomarlos en dosis elevadas, ninguno ha sido efectivo del todo. Ahora que ya ha cumplido ocho años, la menor espera poder operarse en la Clínica Corachan de Barcelona. Pero la cirugía es costosa, y su madre ha lanzado un crowdfunding para sufragar los costes.
“Sueña con poder ir en patinete y montar en bici junto a su hermano”, explica su madre, Vanessa Bosch González, después de hacer un llamamiento público, a través de la plataforma digital GoFundMe, para recaudar todo el dinero. Necesitan 19.000 euros, y de momento han conseguido 12.500. Y es que el diagnostico de Martina, una epilepsia refractaria con retraso de adquisición psicomotriz, requiere de un tratamiento de coste elevado. “Tiene varios tipos de crisis epilépticas, pero las peores que sufre son las reflejas por sobresaltos. Un grito, un golpe… incluso peinarla puede desencadenar una crisis, que le provoca una pérdida repentina de consciencia”, lamenta la madre.
Las consecuencias de estos episodios le han llegado a provocar esguinces en los tobillos, varios golpes en la frente, la barbilla y los labios, moratones por el cuerpo e incluso se ha abierto, en dos ocasiones, el entrecejo. A los 5 años, por precaución, sus papás decidieron que ya no caminara sola. “Martina es una niña muy alegre. Está llena de vida, tiene mucho carácter, sabe muy bien lo que quiere y adora a su hermano pequeño”, la describen.
UNA CIRUGÍA MENOS AGRESIVA
Después de consultar con varios especialistas y intentar tratamientos con diferentes medicamentos, Martina continúa padeciendo los síntomas de la epilepsia. Así que sus padres exploran actualmente la posibilidad de operarla, ya que “tanta medicación es negativa para su cuerpo”. Tras una primera valoración, los médicos les ofrecieron una cirugía curativa que implicaba “desconectar una parte de su cerebro” y que podría ocasionarle una pérdida de visión y movilidad.
Y siguieron pidiendo nuevas opiniones, hasta que llegaron a la Clínica Corachan. El equipo del doctor Gil-Nagel les plantea la opción de una intervención menos agresiva, que debería permitir a la niña recuperar su autonomía y controlar la enfermedad con menos fármacos. Ahora Martina y sus padres esperan recaudar todo el dinero para poder pasar por quirófano.