El Ayuntamiento de Barcelona ha puesto de los nervios a los sectores más conservadores del catolicismo de Barcelona. No ya por la ausencia del tradicional pesebre de cada año en la plaza de Sant Jaume, sino también por la Navidad alternativa y laica que la alcaldesa quiere montar en la plaza de Cataluña durante gran parte del mes de diciembre para contrarrestar el sentimiento religioso tradicional de la Navidad.
El delirio de algunos colectivos, sin embargo, llega al punto de acusar al consistorio barcelonés y a su alcaldesa, Ada Colau, de hechos que no son suyos. Así, el portal Somatemps difundió esta semana entre sus lectores una fake news según la cual el Ayuntamiento de la ciudad islamiza la capital catalana y ha puesto en marcha una campaña para celebrar “el nacimiento del profeta del Islam”. Somatemps fue uno de los primeros en dar la voz de alerta, publicando una fotografía de un cartel de la campaña ubicado en la estación de plaza de Catalunya de la línea 1 del Metro. Este portal pone el grito en el cielo: “¡Vergüenza! Colau humilla a los católicos con sus pesebres del absurdo y se rinde al Islam (muy feministas sus creyentes) organizando una increíble campaña para celebrar el nacimiento de Mahoma. Los impíos gobiernan Barcelona”.
“CRISTOFOBIA INDISIMULADA”
Los comentarios sobre este tema en el portal ultracatólico sobrepasan los límites de la libertad de expresión, con afirmaciones tales como “en España no debería haber ni un ápice del asqueroso Islam” o “el Islam es violencia, el Islam es terrorismo… el Islam no debería existir”. Otros lectores de Somatemps se refieren a “la nueva Barcelona mahometana” y critican el papel de la mujer en los estados islámicos, así como la persecución a otros colectivos, como los gays.
Otro portal similar, El Criterio, también publicaba la misma fotografía que Somatemps y explicaba que “el excelentísimo Ayuntamiento de Barcelona, presidido por la inefable Ada Colau, el mismo que hace un año se mofaba de los cristianos con sus infames belenes de diseño, alberga en las marquesinas del Metro una campaña publicitaria relativa a la conmemoración del profeta del Islam, Mahoma”. Esta web acusa al consistorio de “cristofobia indisimulada”.
COMENTARIOS OFENSIVOS
El cartel, sin embargo, no era del Ayuntamiento de Barcelona, aunque hubiese sido expuesto en los espacios municipales destinados a publicidad dentro del Metro. En realidad, la campaña publicitaria sobre el aniversario de Mahoma remite a la web Islam y vida, que se presenta como referencia en español “cuando busques saber algo más de la religión musulmana”. A pesar de las advertencias de algunos lectores sobre la verdadera autoría de los carteles del Metro, los más radicales argumentaban que los espacios publicitarios donde estaban colocados son propiedad municipal, por lo que el consistorio podría haberlos retirado.
En las redes sociales, algunos ciudadanos preguntaban a Colau “¿Cuánto nos ha costado esta campaña? ¿Con qué barceloneses ha contado para atreverse a llevarla a cabo? Usted conviértase al Islam, si gusta, le regalarán un burka. La mayoría no queremos pagar estupideces”. Otros se escandalizaban diciendo que la campaña se había pagado “con nuestros impuestos”. Lo cierto es que la campaña fue sufragada por una entidad privada y el Ayuntamiento no tuvo nada que ver en la misma.
EL CARTEL DE BeC
Pero la acometida de los sectores ultracatólicos se complementa con otra andanada contra la alcaldesa, esta vez por uno de los carteles de la campaña Sentit Comú, que Barcelona en Comú ha puesto en marcha para que la ciudadanía se implique en los valores de esta formación y sus propuestas para la capital catalana.
Esta campaña ha sacado a la calle un total de 11 carteles sobre diversos temas (entre ellos, uno bajo el lema En una democracia, sobra el Rey), pero uno ha llamado la atención de los sectores más conservadores del catolicismo. Se trata del que hace referencia a Menos coches. Más espacio para la vida. El póster en cuestión presenta una calle llena de gente, sin vehículos. La explicación del cartel es sencilla: “Los coches ocupan la mayoría del espacio de nuestras calles. Generan ruido, contaminan, provocan accidentes, perjudican el comercio y la salud de las personas y del planeta”. Luego asegura que en unas calles sin coches “hay espacio para jugar, charlar, comprar, pasear, para relacionarnos”. En otros textos que acompañan al cartel, su explicación no hace referencia alguna a las religiones o etnias y se refiere solamente a que en la urbe hay “casas sin gente y gente sin casa”, además de ancianos desamparados ante la pandemia y la soledad, el cierre de fábricas con la consiguiente pérdida de empleo o la contaminación.
JUSTIFICAR EL DESASTRE
El portal Somatemps, sin embargo, arremete contra el contenido de esa campaña. “Lo más horripilante, ese cartel que promociona semejante disparate. En la imagen se aprecia una calle transitada en su mayoría de personas con atuendos musulmanes. Según muchos usuarios de Twitter, parece una calle de Marruecos dada la profusión de mujeres con pañuelos en la cabeza a la usanza musulmana”.
El colectivo ultracatólico acusa a BeC de haber iniciado esa campaña “para justificar el desastre en que se está convirtiendo la ciudad de Barcelona. Cada vez es más difícil circular por la ciudad y, para colmo, planea las super-islas, que impedirán circular por el centro del mismísimo ensanche”. Termina la ofensiva con una dura crítica hacia la alcaldesa: “Está claro que el cartel refleja la mentalidad de la progresía: liquidar los restos de una sociedad cristiana y reemplazarla por una islámica”.